martes, 4 de diciembre de 2018

La odisea de un ánima sola III

Le damos seguimiento aquí a las peripecias de El Chele., quien, en el segundo capítulo, se encontraba desaparecido. Vaya paradoja lingüística.

El chele Romero, tercera Toma

 

Pedro Rafael "El Muco" era un vecino, hijo de una doña que se llamaba Amada. Él se dedicaba a transportar gente hacia Las Dificultades en un carro. De eso vivía El Muco, quien llegó al pueblo antes de 1979. No se regresó a Nicaragua des pues del triunfo de la Revolución y se quedó trabajando en Honduras.
No se le conocía actividad política, sin embargo, también fue víctima del flagelo de la Contra. También chismeado por la Contra, el Muco Rafael había caído preso en los mismos días que el Chele. Pedro Rafael fue acusado de ser espía sandinista. Como no quiso colaborar con la contra, pues al mamo.
Ya hacía varias semanas que buscábamos al Chele y nada. Un día doña Amada la mamá de El Muco viene a la casa y le dice a mi papa que Rafael lo quiere ver que tiene algo que contarle. Mi papa va.
El Muco había sido puesto en libertad después de haber sido torturado y sin haberle podido probar nada. Este le dijo a mi papa que había estado en una prisión en tal lugar, y que en la celda vecina había un hombre al que torturaban también y con quien pudo hablar un poco a través de la pared. El hombre le dijo que si salía que por favor se pusiera en contacto con mi papa, que él era el Chele. Y el muchacho le dijo lo mismo. Que si él salía primero que le avisara a doña Amada. El Rafael cumplió con su palabra, pero le dijo a mi papa que no dijera quien le había dicho dónde estaba el Chele por miedo a represalias.
Pues vuelve la burra al trigo y el jolgorio comienza de nuevo.
Se le vuelve a avisar a la doña Meche, quien regresa y con la información proporcionada por el Muco esta vez se va directamente a la cárcel donde se suponía estaba el Chele.
Fracaso total. De una cárcel la mandaron a otra al la pobre Mercedes y de otra a otra y el Chele no aparecía en ningún lado. Ya todo estaba perdido.
Pasaron los meses y del Chele no se sabía nada. Los tíos Romero fueron una tumba y nunca dijeron nada.
Más tarde doña Mercedes regresa a Honduras. Esta vez ella viene con otro semblante, se ve contenta.
Fijese Joche que el Chele está vivo.
¿Cómo es eso doña?
Si, está preso en una cárcel de Chinandega.
¡Puta! Ese jodido es brujo.
Se ríen los dos al igual que los curiosos como yo que están allí saconeando.
¿Que fue lo que pasó?
Lo que pasó después, me lo contó el misno  Chele más tarde.
Lo que pasó es que después que lo capturaron en la casa, se lo llevaron al cuartel del pueblo e inmediatamente lo pusieron en un vehículo del ejercito y lo trasladaron a Tegucigalpa en donde lo torturaron interrogándolo sobre el supuesto atentado en contra de sus tíos otras babosadas.
Lo cambiaban de cárcel frecuentemente y en cada una donde iba no sabía dónde estaba. En cada prisión sus verdugos le hacían las mismas preguntas y obtenían las mismas respuestas lo anduvieron del timbo al tambo durante meses hasta que se cansaron de jugar con su cuerpo.
Llego el día de la ejecución sumaria.
Lo sacaron de la celda en donde estaba, con los ojos vendados, en compañía de otros prisioneros a quien el Chele no conocía ni por cerca. Se los llevaron hacia rumbo desconocido y después de algunas horas de viaje el vehículo se detuvo en una al final de una carreterita de tierra. Los esbirros bajaron a los prisioneros y les dijeron que ese era su última parada que estaban libres. Esta era, y posiblemente sea, una técnica de los escuadrones de la muerte… La famosa ley fuga.
El Chele les dice que si los van a dejar libres que por lo menos les suelten las manos y les quiten las vendas de los ojos. Los chafas aceptan, saben que de todas maneras los van a matar entonces que importa darles ese gustito.
Los soltaron y les dijeron: ahora corran cabrones, están libres.
El Chele y los otros comenzaron a correr, el Chele como tenía un poco de entrenamiento militar comenzó a correr en zigzag mientras los otros corrían en línea recta y él dice que los oía quejarse y caer muertos detrás de él. Siguió corriendo como un loco y las balas silbaban a su lado en determinado momento los disparos cesaron. Pero otros disparos comenzaron a sonar en dirección opuesta el se tiró al suelo y esperó. Hubo respuesta de la parte de los verdugos y el rifirrafe duró unos cuantos minutos. Luego fue el silencio.
Cuando el Chele se levantó del suelo una vos le grito ¡no te movás, quédate quieto!
El Chele reconoció el acento nicaragüense y se quedo quieto. Los milicianos del EPS se acercaron y lo capturaron de nuevo.
La ejecución tuvo lugar en un punto del departamento de Choluteca fronterizo con con Nicaragua. Las noticias revelaron que hubo un enfrentamiento ente el ejercito de Honduras y el EPS dejando como saldo 4 victimas civiles no identificadas. Al final las victimas de los escuadrones de la muerte se las cargaron al EPS.
El Chele logró escaparse y se encontró del otro lado en territorio nicaragüense y es por eso que los verdugos dejaron de disparar, pero ya era tarde cuando lo hicieron porque la patrulla del EPS que pasaba por allí ripostaron al ver que disparaban contra un civil desarmado.
Una vez capturado, el Chele fue identificado y puesto en prisión en Chinandega. De allí le avisó a su madre, quien se movilizó para que lo trasladaran a la prisión de Ocotal en donde el Chele terminó de purgar su pena por el accidente del comando del EPS.

EL Chele Romero, cuarta toma

 

Ustedes pensaban que allí se acababa el cuento. Pues se jodieron porque la historia de ese Chele tiene mas curvas que un calabazo.
Pasó algunos meses en prisión en Nicaragua. Después de cumplir su pena regresó a Dipilto en donde se dedicó a trabajar en la tierra de su padre. Trabajando estaba, cuando un comando de la Contra entró por la zona en donde tenía las tierras don Tito. Allí agarraron al Chele lo secuestraron y se trajeron de nuevo para Honduras. Esta vez no por ordenes del DIN ni de don Amado, simplemente un recluta más para las Fuerzas Democráticas Nicaragüenses.
Se lo llevaron a un campamento en La Lodosa, en Honduras, en donde lo entrenaron unos meses, le dieron un AK-47 y lo mandaron de carne de cañón a combatir en contra del EPS.
Combatió durante meses asaltando cooperativas de productores agrícolas en el norte de Nicaragua en El Encino y en la región de Wiwilí en donde la contra tuvo varios reveces y sitios que duraron semanas. Allí el Chele, según contaba, casi se muere de hambre, pues el EPS los tenía rodeados y el abastecimiento de comida y pertrechos era imposible. Contaba que la Contra no tenían ni tiempo de enterrar los muertos y el olor a carne en descomposición era horrible. Decía que el hambre los llevo a comer carne humana, aclaro que eso lo contaba él posiblemente para hacerle miedo al chigüín curioso que era yo. Allí, en ese pijeo, el Chele salió herido. Unas esquirlas de una granada de fragmentación le tocaron el hombro izquierdo y en un receso del EPS que consideró que ya el batallón de la Contra estaba acabado, lo poco que quedaba del batallón de la Contra regresó derrotado a Honduras a la base de la Lodosa.
El carbón de Carga Ayotes vino a la casa, preguntando por mi viejo. Mi papa desde el episodio de Fernando le había dicho a ese individuo que no lo quería ver mas por la casa. En realidad, la primera vez que lo recibimos fue porque venia del mismo pueblo que mis viejos y era pariente de un conocido de mi papa. El asunto es que el tipo llega y pregunta por mi papa. Mi viejo viene y le pregunta que quiere. El tipo le dice que trae noticias de un familiar suyo que está en el hospital de la contra en el Aguacate, se trata del Chele le dice.

Es de hacer notar que debido a la presencia de la contra y del ejercito hondureño en la frontera, todos los puntos ciegos estaban controlados y las comunicaciones con la gente de Nicaragua eran casi imposible.
¡Puta! Dice mi papa, y este no estaba en Nicaragua. 
El desgraciado de Carga Ayotes le dice que hace meses está combatiendo con la Contra y que dentro de poco va a salir del hospital de baja. Y quiere venir de nuevo a la casa.
Mi viejo le dice mándelo pues.
Mire que cosas, el hombre que había sido acusado y torturado por supuestamente ser espía sandinista termina de combatiente de sus mismos verdugos.
Días mas tarde, llegó el Chele a la casa herido aun, pero recuperado de la hambruna. Su mirada y su actitud ya no era la misma. Parecía nervioso, paranoico, sus ojos reflejaban aún más la locura, No dormía y no hablaba con nadie, de vez en cuando conmigo, con mi mama y con mi papa.
Se terminó de recuperar de las heridas en mi casa. Entre tanto, la tarjeta de identidad que mi padre había puesto en trámite antes de su detención en Honduras ya había salido.
Mi papa le dijo: mira mijo esperemos que tu calvario ya terminó, aquí están tus papeles y si qurés quedarte aquí en Honduras pues quedate.
Agarro la identidad y la guardó. Se sintió en confianza y un domingo que fue a reportarse con su responsable de la Contra en el pueblo, ya los Romero sabían que estaba allí y aunque estaba desmovilizado y que supuestamente estaba exento de regresar al combate, sus antiguos persecutores hicieron lo posible para joderle la vida de nuevo, por miedo.
Se dirigía de regreso a mi casa cuando una patrulla de la Contra lo detuvo. El sacó su identidad diciéndoles que era hondureño, pero de nada valió le hicieron pedazos la identidad y lo metieron a la fuerza al vehículo. Cuando la patrulla estaba poniendo combustible en la antigua gasolinera DIPSA el Chele se les revolvió y junto con otros veteranos se salió de la patrulla salieron corriendo y de nuevo a la casa.
Luego, el Chele desapareció por si sólo, no lo volvimos a ver. Después, con la firma de los tratados de Esquipulas, se supo que regresó a Nicaragua, completamente desequilibrado y con trauma de posguerra y con complejos de Rambo. Se estableció en San Juan de Rio Coco y es conocido aun por su crueldad y por tener bajo su dominio una zona de esa región.
Una obra más de La Contra.


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