Ante la posible reinstauración de Zalaya en el poder, el llamado al pueblo hondureño por seguir luchando por una asamblea nacional constituyente cobra aun más valor.
El golpe de estado dado bajo el pretexto de una supuesta intención de violación de la carta magna, no hizo mas que confirmar que la constitución hondureña necesita serias reformas, y es deber del soberano (el pueblo) exigir esas reformas.
Quienes violaron la constitución durante más de tres meses, no tienen el derecho, ni deben frustrar las sanas intenciones de un pueblo que lucha por transformar las estructuras sociales y económicas de un país, que merece cambios radicales en su forma de gobierno. El pueblo, el soberano tiene el derecho y el deber de repudiar los mismos que lo han bofeteado durantes siglos, los mismos que lo único que los diferencía entre elloses la viñeta azul o roja. Ahora nos toca combatir los partidos políticos y los candidatos sin ideología, los partidos sin ideario o a los partidos que sustentan sus luchas en postulados decimonónicos.
No es posible que en países como el nuestro sigamos permitiendo que candidatos presidenciales jueguen con la voluntad ciudadana, Unos pistola en mano amenazando e insultando, otros actuando como buitres y corriendo tras la carroña de lo que ellos mismos han contribuido a aniquilar.
Nuestro país ha dado un paso al frente en su búsqueda de una nueva alborada. La imagen del pueblo cobarde y timorato que perseguía a Honduras, ha sido borrada por los meses aciagos de valerosa resistencia. Esa imagen de valentía y lucha inclaudicable debe persistir y sobrepasar los limites de una restitución presidencial. Esta vez no se trata de salvar un presidente, se trata de salvar Honduras de las garras de los continúan creyendo que en Honduras la gente puede continuar siguiendo partiduchos anacrónicos.
Hermanos hondureños el deber nos llama y ante las múltiples violaciones a nuestra constitución, debemos exigir una asamblea nacional constituyente a corto plazo.
Sigamos en resistencia.
¡Hasta la victoria!
El golpe de estado dado bajo el pretexto de una supuesta intención de violación de la carta magna, no hizo mas que confirmar que la constitución hondureña necesita serias reformas, y es deber del soberano (el pueblo) exigir esas reformas.
Quienes violaron la constitución durante más de tres meses, no tienen el derecho, ni deben frustrar las sanas intenciones de un pueblo que lucha por transformar las estructuras sociales y económicas de un país, que merece cambios radicales en su forma de gobierno. El pueblo, el soberano tiene el derecho y el deber de repudiar los mismos que lo han bofeteado durantes siglos, los mismos que lo único que los diferencía entre elloses la viñeta azul o roja. Ahora nos toca combatir los partidos políticos y los candidatos sin ideología, los partidos sin ideario o a los partidos que sustentan sus luchas en postulados decimonónicos.
No es posible que en países como el nuestro sigamos permitiendo que candidatos presidenciales jueguen con la voluntad ciudadana, Unos pistola en mano amenazando e insultando, otros actuando como buitres y corriendo tras la carroña de lo que ellos mismos han contribuido a aniquilar.
Nuestro país ha dado un paso al frente en su búsqueda de una nueva alborada. La imagen del pueblo cobarde y timorato que perseguía a Honduras, ha sido borrada por los meses aciagos de valerosa resistencia. Esa imagen de valentía y lucha inclaudicable debe persistir y sobrepasar los limites de una restitución presidencial. Esta vez no se trata de salvar un presidente, se trata de salvar Honduras de las garras de los continúan creyendo que en Honduras la gente puede continuar siguiendo partiduchos anacrónicos.
Hermanos hondureños el deber nos llama y ante las múltiples violaciones a nuestra constitución, debemos exigir una asamblea nacional constituyente a corto plazo.
Sigamos en resistencia.
¡Hasta la victoria!