sábado, 1 de diciembre de 2018

La odisea de un ánima sola


Introducción

Desde hace mucho tiempo que trota en mi mente el contarles algunos episodios ocurridos durante la época negra de la presencia de la Contra en mi pueblo.
Para los que leen y que no son familiares con la situación de Honduras en los años 1980, les haré una breve introducción.
Como es sabido de todos, los gringos siempre han considerado a Honduras como su patio trasero. Esa expresión puede ser interpretada de diferentes maneras. Un patio trasero es le lugar sonde se guardan cosas, en donde se cultiva el huerto familiar, en donde están las gallinas, etc. Eso es la visión romántica del patio trasero. La otra versión del patio, es donde se crían los chanchos, donde en muchos casos se tira la basura y en ultima instancia donde se hacen los depósitos al momento del fin de la digestión, en buen catracho “allí onde se caga, pues”.
Los gringos siempre nos han tomado como la segunda versión.  Me explico:
En los años 1980, Honduras fue utilizado como el estacionamiento de desechos políticos tóxicos por parte de los EEUU. Con el triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua los gringos se pusieron del güevo. Pensaron que Centroamérica sería un dominó. Si caía Nicaragua luego sería el turno de El Salvador y luego el de Guatemala, Honduras, México y ¡ay dios mío! ¡Sagrada virgen María y Jesucristo en calzonetas!... ¡el comunismo viene como la caravana de inmigrantes!
Como previsión y para reforzar la pieza falsa de la cadena, los grenchos decidieron de darle gobiernos democráticos a sus patios traseros. Así, en Honduras, Policarpo Paz convoca a una asamblea nacional constituyente y el fin de la dictadura militar llegó. ¿Pero bajo qué costo?
La llegada de la democracia fue una broma de mal gusto. Si bien es cierto que el gobierno era un gobierno civil, este último con sus 3 poderes no era mas que el brazo civil de las fuerzas armadas. La represión se agudizo, las bases militares proliferaron y Honduras sirvió de trampolín para la movilización de tropas y apoyo logístico a los movimientos contrarrevolucionarios de los países vecinos. En otras palabras, EEUU estaba utilizando el patio trasero para criar chanchos, vender su basura (los restos de guerra del Vietnam: La policía cambio sus carabinas M-1 por los viejos FAL del ejercito el ejército se armó con modernos M-16 y los avioncitos corsarios de la segunda guerra los cambiamos por f-14 y f-15) y para cagarse una vez más en mi país.
Bueno, el caso es que, en Nicaragua, en 1979, los semilampiños sandinistas (en contraposición a los barbudos cubanos) toman el poder y dan un vuelco hacia la socialización de la economía oligarca y dinástica de los últimos 50 años dela historia de ese país.
Meses después del principio del establecimiento de la junta de reconstrucción Nacional, el comandante “cero”, el héroe de la toma del Palacio Nacional, se le da vuelta al FSLN e imbuido de su complejo de Rambo se va para Costa Rica y forma un grupo irregular de combate, que le dio ciertos dolores de cabeza a los comandantes Sandinistas.
En el norte de Norte de Nicaragua, los oficiales de la ex Guardia Nacional somocista refugiados en Honduras se quejan ante su padrino el Tío Sam. Ese viejito viagroso se aprovecha de la situación y organiza la contrarrevolución somocista como para darle brillo a su virilidad afectada por Vietnam, Cuba y Nicaragua. Se organizan campamentos militares a lo largo de la frontera de honduras, desde Choluteca hasta la Mosquitia. Al mismo tiempo se sesta una guerra sucia de estrangulamiento económico hacia Nicaragua y su revolución. 
Así nace la contra, un ejército irregular con una jerarquía de tipo guerrilla cuyo principal objetivo era el ataque a las cooperativas de productores y el sabotaje económico. Los viejos oficiales de la GN se vuelven comandantes. Con nombres tan sublimes (perdonen el sarcasmo) como Gorrión, 380, Toño, entre otros. Estos individuos a diferencia de los guerrilleros revolucionarios, no se escondían. Hacían y deshacían en los pueblos hondureños al punto que poblaciones enteras se vieron en la necesidad de convertirse en refugiados de guerra en su propio país. Ellos y sus sub oficiales, reclutaban a los refugiados nicaragüenses en Honduras y los obligaban a combatir con ellos, violaban a las mujeres hondureñas, deshacían fiestas, golpeaban hondureños que no colaboraban con ellos, pusieron minas antipersonales en algunos puntos de Honduras y servían de esbirros a las fuerzas armadas de Honduras. La contra queriendo disimular el apoyo gringo, se armó con AK-47 chinas, compradas por don Oliver North y revendidas por algunos hondureños (un tal noche oscura, por ejemplo). La contra estaba, diría yo, tan bien armada que se permitía vender las AK a los hondureños derechistas que podían conseguir 100 lempiras. En mi pueblo se podían conseguir pistolas, granadas de fragmentación AK y municiones. Un tipo que le decían “Pedro Diablo” y otro que le decían “Cabro Chele” te vendía balas y armas.
Estos individuos, los contras, crearon un clima de terror en mi pueblo quien los nutría con comida y con mercenarios (se ganaba bien manejando un carro de la contra o haciéndole los mandados al comandante). Un contra te podía detener y pedirte los papeles, podían hacer retenes en los caminos de os montes, en todo caso, eran reyes en suelo ajeno.
Con ese panorama les voy a contar varios episodios transcurridos durante ese periodo (1981-1990) en mi pueblo. Algunos nombres se omiten por razones obvias y otros quedan. Les contaría con lujos de detalle muchas cosas, pero me limitare a lo esencial. Yo sé que algunos que leerán este texto reconocerán los personajes, pero se aclara que sólo se cuenta las cosa tal como fueron vividas y sentidas; sin ninguna alevosía ni odio hacia nadie.  

Los Tres Chiflados y el Gordo y el Flaco

 

El chaparro

Uno era chaparrito pelo lizo y menos gordo que el gordo. Este ultimo lo convenció que se metiera a la GN y se hizo enfermero. Allí anduvo en Mosonte curando las llagas y las gonorreas de los guardias somocista durante la revolución, era bueno y jodión como cualquiera. Este no había nacido para se guardia. 
Cuando los sandinistas le sacaron pedo a la GN, el chaparro salió peloteado por los montes y se encontró en los refugios de Danlí. Un día estábamos en la acera de mi casa cuando el chaparro pasó y mi prima la Zavaleta lo reconoció y dijo:
Allí va el chaparro, y lo llamó.
El hombre vino y efectivamente era el primo de mi papa. Paso a la casa y allí comenzó el jolgorio. El chaparro nos contó que su hermano, el gordo, también estaba en el refugio junto con mi primo el flaco.
Como dije este chaparro no había nacido para ser guardia. Mi papa y mi otro primo sandinista el cafetalero y mis primas la Zavaleta y la Negra lo convencieron de traer lo que le sobraba de medicinas. Que escribiera una carta al comandante sandinista de San Pedro del Norte diciéndole que allí le mandaba las medicinas del dispensario de Mosonte porque le pertenecían la pueblo. Así se hizo. Yo tenía 12 años y no me acuerdo que medio se utilizó para hacer llegar esos pertrechos a Nicaragua. El chaparro estuvo algún tiempo tunanteando en el pueblo hasta que decidió irse a Teguz, en donde se estableció y nunca volvió a tocar un fusil.
Entre tanto, los dos otros (el gordo y el flaco) terminaron llegando a la casa.
Es de aclarar que durante el periodo de lucha entre 1976 y 1979 mi casa fue refugio de todos o casi todos mis primos Sandinistas. No les contaré lo que hacíamos porque es parte de otra historia.

El flaco

El flaco se metió la guardia porque le gustaba la chafarotada. Sirvió como soldado y combatió en contra de los sandinistas durante la ofensiva final. Allí perdió dos dedos de la mano. Una bala que rebotó y le jodió la mano. Sólo le servían el pulgar el índice y mayor le bailaba como reguetonera.  Padecía de ulceras estomacales y era más rígido que una pialera de cuero crudo después de secarse al sol.  Se enrollaba los bigotes y hablaba como si fuera un versado en cualquier cosa, aunque seguido solo decía pendejadas.
Mi primo el flaco le dolían las heridas de la guerra, odiaba y posiblemente odia los sandinistas, sabía del manejo de armas, le gustaba lustrar zapatos y cultivar la tierra.  Vino a la casa y mi viejo le consiguió trabajo en una secadora de café. Era tizonero en una secadora de café y en apariencia no se metía con nadie excepto con el gordo con quien eran uña y carne.
El flaco trabajaba y poco hablaba con los otros primos sandinistas. Durante mucho tiempo se dedico a ir y venir entre San Marcos de Colón y el Paraíso, es de reconocerlo que nos ayudo mucho en los trabajos agrícolas de mi viejo porque era trabajador como un buey.
Allá por 1984, la contra lo reclutó y se lo llevaron a combatir, combatió, pero se enfermó de sus ulceras y lo sacaron si oro ni gloria. Desde allí se dedicó trabajar y a recoger pisto para volver a Nicaragua.  Le llegamos a tener aprecio a pesar de la zanganada que hizo con mi otro primo sandinista.

El gordo

El gordo era todo un personaje. Primero porque era el primo mas viejo de mi papa y por eso se tomaba el derecho de quererme mangonear como si fuera su sobrino.
Pero se jodió conmigo. Mi papa, jodedor como era, me contó cosas interesantes sobre él. Me conto, por ejemplo, que su apodo era “pija mocha”, pues parece ser que nació con el prepucio estrecho y mi bisabuela como era media medica le hizo una circuncisión con un tuco de machete. Me conto también que cuando era niño le dio un puntapié en los testículos a otro niño al punto que el niño murió. De mi lado me dedique a verle las vueltas y sus hábitos extraños. Bebía suero de leche agrio y hacia salmuerios con hierbas. De vez en cuando no le salían bien y el retrete sufría las consecuencias. Eso me valió ripostar con caballadas cuando me quería obligar a que le dijera tío.
Este gordo fue chofer de tanqueta de la GN y cuando le preguntaban si había matado a alguien en la guerra, decía con orgullo que él no había matado a nadie, pero que la tanqueta había destripado a varios. Este si había nacido par guardia.
Sus habitudes de guardia no cambiaron. Espiaba a todo el mundo y no se escondía para decir vituperios en contra d ellos sandinistas. El gordo era mas pichicato que Judas y solo la doña de la pulpería le paraba bola. Mi papa le consiguió trabajo de chofer en un beneficio de café. Allí lo terminaron sacando porque le fundió un carro al patrón. Se le olvido quitarle la doble tracción y corrió con el pavimento.
Como dije, este gallo nunca se le quitó lo de esbirro. 

Mi primo el cafetalero

Este era un joven en ese tiempo. Se vino en el 78 huyendo de la represión de la guardia somocista y se refugió en la casa. A el le siguieron la Zavaleta, La Negra, La Bolis, Pozol, La Mariana y toda una camándula de refugiados fraternales.  Mi papa le había conseguido trabajo a mi primo el cafetalero. Era agrónomo y comenzó a trabajar y a colaborar, en los ratos libres, con los comités de lucha organizados en el Paraíso. Por allí había una renquita que era caballa para hacer pañoletas rojinegras, un zapatero que hacía cagadales de botas, se recogían granos y comida que se hacían salir de Honduras hacia Nicaragua de manera clandestina.
Cuando la revolución triunfa y que los tres chiflados llegaron a la casa, mis primos sandinistas se fueron lo más pronto que pudieron. Pues el gordo no hacia las cosas fáciles.
Mi primo el cafetalero tenía una su novia que vivía en frente de las oficinas de la policía de Migración en el pueblo estaba de cachetes embarrados y como trabajaba decidió quedarse un poco más.
Las actividades de espionaje y orejismo contrarrevolucionario se comenzaba a sentir en el pueblo, corría el año 1980.
Mi primo cafetalero después de una breve y acalorada discusión con el gordo y el flaco recibió una convocatoria de la parte de la policía de migración. El asunto es que él había sido denunciado como colaborador del FSLN y como nicaragüense con papeles falsos de Honduras. Cuando recibe la convocatoria mi primo se la muestra a mi papa. Mi viejo le dice:
Mijo alístese, despídase de su novia y los amigos de aquí que mañana en la madrugada me lo llevo a la frontera. Estos hijos de puta no me lo van a joder.
Mi primo se fue a despedir de la novia, quien le dijo que ella había visto al gordo y al flaco que vivían en la casa entrar a la oficina de migración.  Es así que supimos que gordo y el flaco eran quienes habían denunciado a mi querido primo.
Así pues, esa fue la primera experiencia de orejismo entre familia que viví.  
Mi viejo encachimbado después de haber sacado a mi primo del peligro, hablo con su primo el gordo y con el flaco y les pidió que se fueran de la casa que él no podía abrigar a quienes denunciaban a la misma familia. El gordo y el flaco se fueron y a mi primo el cafetalero lo volvimos a ver como 10 años más tarde cuando se firmaron los tratados de Esquipulas.

El colegio

La contra siguió organizándose y la cosa se puso más peligrosa para los colaboradores y para los simpatizantes del FSLN. La represión se agudizó. En ese rollo cayeron presos, El Chiquitín, Puro y Mondragón. Fueron torturados, golpeados y dos de ellos finalmente liberados, eso también fue parte de las denuncias y de la actividad de los esbirros de la contra.
En el colegio, la efervescencia estudiantil también se vio estimulada por el triunfo de la revolución sandinista.  Se funda en el colegio el Movimiento 11 de junio. Una propuesta originada por un estudiante recién llegado al pueblo y otros estudiantes del pueblo.  El M-11 era un movimiento revolucionario que se inscribía en la tradición de los movimientos afiliados a la Federación de Estudiantes de Segunda Enseñanza (FESE) y que en ese momento controlaban los consejos centrales de los colegios de muchas ciudades de Honduras.
Esta chispa de conciencia estudiantil se volvió otra fuente de sospechas y de vigilancia por parte de la policía y la contra.
Hubo una huelga en 1981 para sacar al director del colegio acusado de malversación de fondos y colaborar con la policía. La huelga duro varias semanas y el colegio pasaba a ser tomado a veces por el M-11 y a veces por los padres de familia y estudiantes que apoyaban al director.
Las infiltraciones se daban de todos lados el grupo de apoyo al director infiltraba chismosos en el M-1 y por el otro lado había el Licenciado Rogelio Reyna y Víctor Vilches (revolucionarios) que se infiltraron al grupo que apoyaba al director y pasaban información al M-11 de los planes de la huelga.  El asunto es que eso llevó a la captura al final de Rogelio Reyna, su tortura y su expulsión hacia Nicaragua en donde murió.
En ese ambiente, después de la huelga, también despegó una campaña de terror en contra de los profesores del colegio que osaban denunciar las injusticias y las atrocidades de la contra en el pueblo. Varios de ellos fueron amenazados y algunos hasta se armaron para protegerse en sus trayectos de algunas cuadras entre sus casas y el colegio. Con un compa, le compramos una pistola a Pedro diablo, una 38 chinga, que luego se la pasamos a uno de mis profes que lo amenazaba la policía y la contra.
El colegio se volvió un hervidero de orejas y de agentes de la DIN, (Dirección de Investigación Nacional, una de las instituciones mas nefastas de la historia de Honduras) de la contra y del G2.  El movimiento estudiantil que con ímpetu aparece a principios de los 80 fue decapitado. Su fundador se retiró de la actividad política y sus otros militantes simplemente se quedaron quietos o participando a otros niveles. La FESE desaparece y los consejos estudiantiles prácticamente desaparecen.  Sin embargo, la actividad de la contra se agudiza.

Margarita

Margarita era una maestra de estudios sociales. Ella no tenía pelos en la lengua para enseñarnos la verdadera realidad de Honduras. Muy querida entre aquellos que coincidíamos con su manera de pensar, pero un tornillo en el culo para aquellos que la consideraban un peligro para la seguridad nacional y un agente del comunismo internacional. ¡Pendejadas!
Un día yo estoy sentado en la acera del colegio esperando un grupo de trabajo de la clase de física. En eso veo llegar un carro verde, un Peugeot de doña Eva Gonzales, conducido por Moncho Tolete. De el baja un hombre en uniforme militar con un pañuelo azul en el cuello y una 9mm al cinto y se dirige la puerta del colegio. Le pregunta al portero del colegio, don Héctor (Don Sulfúrico) Vallejo que si puede entrar. El viejito (chiquito y flaquito de unos 70 años) le dice que no. Que para entrar necesita una autorización oficial.
El hombre se devuelve al carro y se va diciendo que ya vuelve.
Don Héctor pone al tanto a los profesores y al director del colegio de que ese hombre vino. El director (Chilo Baide) organiza una defensa a quema ropa. Saca a todos los estudiantes y profesores de sus aulas para esperar el regreso del hombre. Hasta allí no se sabia que era lo que quería el susodicho hombre.
El hombre regresa, y se dirige de nuevo al portero quien le dice que no puede entrar sin la autorización oficial. Entonces el hombre se identifica como miembro de las Fuerzas Democráticas Nicaragüenses y en nombre del comandante tal viene a llevarse a la terrorista y agente del comunismo internacional… (Margarita).  Don Héctor le dice que si la quiere sacar que tiene que pasar sobre él y saca una navaja. El contra le da un pescozón lo tira al suelo y entra al colegio. Pero el contra no se esperaba encontrar una masa de estudiantes y profesores en la plazoleta del IAF con margarita al frente.
El hombre envalentonado con su 9 mm al cinto dice:
¿Quién es Margarita? La vengo a capturar en nombre las Fuerzas Democráticas Nicaragüenses.
Margarita Dijo:
Yo soy margarita. Soy hondureña y ningún extranjero vendrá aquí a capturarme y usurpar mis derechos de hondureña. Si las autoridades hondureñas me piden cuenta pues me tendría que someter. Pero usted no tiene ningún derecho sobre ningún hondureño y si quiere sacarme de aquí inténtelo.
Diciendo eso, los estudiantes y los maestros comenzamos a avanzar hacia el hombre, quien recula hacia la entrada y se va amenazando de volver y de hacer lo que le habían encomendado.
Una tarde de zozobra y nerviosismo pero que de ninguna manera amedrentaron a Margarita quien siguió denunciando a los contras y con mucha más razón.
Siempre supimos de dónde venían los chismes y sabíamos de quien nos teníamos que cuidar, pero, aunque teníamos güevos, no teníamos el apoyo ni los medios para ripostar.
Así pues, esa fue mi segunda experiencia con los esbirros de la contra, unos dos años mas tarde de la primera. Corría el año 1983.
Aquí los dejo ahora pero no se preocupen que la odisea de un anima sola no termina aquí. Aún falta la el regreso de Ulises y el Nacimiento de Telémaco.

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