En la misma línea de relatos, miedos y supersticiones, les entrego hoy la leyenda de el Cadejo.
Un Cadejo es un animal legendario de la región mesoamericana, extendida entre las zonas rurales e incluso urbanas de Centroamérica. Se dice que es un mítico perro (o dos perros) que generalmente se le aparece a quienes deambulan a altas horas de la noche. Este animal mítico se le atribuye poderes misteriosos.
Según la definición encontrada en la enciclopedia en línea el cadejo se presenta de diversas maneras según las regiones. A continuación les entrego la caracterización del Cadejo según Wikipedia.
Representaciones del Cadejo.
Las diferentes versiones de la leyenda en Centro América describen a un cadejo blanco y uno negro; benigno y maligno respectivamente. La leyenda del Cadejo es posiblemente el vestigio de una creencia precolombina que supone que todo humano posee un animal de compañía (un alter ego que el la tradición mesoamericana se conoce como Nahual). El Nahual es el doble del hombre, de tal manera que la enfermedad o la muerte del primero conllevan la enfermedad o la muerte del segundo. La creencia supone la existencia de un animal compañero para cada hombre.
Es de aclarar, que ninguna relación directa ha sido establecida entre el Cadejo y el Nahual. Así, el artículo de Wikipedia continua…
Dicho animal acompaña al hombre en todos sus viajes solitarios por la noche; y en la versión de dos cadejos, el blanco lo protege y lo defiende contra los malos espíritus encarnados en El Cadejo negro, color tenebroso que simboliza la muerte, o sea, el mal en todas sus manifestaciones.
La versión de mi infancia viene de muchos relatos contados por los campesinos que trabajaban en la pequeña plantación de café de mi papa. Otro relato de este animal proviene de mi mama que asegura haberlo visto por lo menos una vez.
En las variantes de la leyenda que del Cadejo de la región sur de Honduras existe efectivamente dos Cadejos, el Negro y el blanco. Los dos malos porque no son el producto de la creación divina del buen Dios. Sin embargo, el Negro es aun más malo que el blanco. Este último casi nadie lo ha visto pocos son los que se han enfrentado a ese animal.
Existe en las explicaciones del comportamiento del Cadejo una dicotomía que nos recuerda ciertos comportamientos humanos. En gran parte el comportamiento del cadejo es como una moraleja de la lealtad y la traición. Un cadejo blanco por ejemplo, puede ser tu compañero y ser completamente inofensivo. Por otro lado si aun por accidente lo atacas se puede convertir en une bestia horripilante malvada y poco fiable.
Si continuamos nuestra descripción de nuestro Cadejito, nos damos cuenta que este en la variante del sur de Honduras, se aparece sobre todo a loa jinetes que se pasean en altas horas de la noche y durante las noches de luna.
La descripción que Zacarías Gutiérrez y Santos Hernández hacían del cadejo, describían un animal pequeñísimo en forma de perro. Ese, según ellos, es blanco (o negro segun el caso) y pachón y lo que hace la diferencia entre un perro y otra cosa es que tiene los ojos rojos como fuego y la cola está completamente desproveída de pelo y de carne. La cola es simplemente una cadena de huesos que se entrechocan al ritmo del trote del animalillo. Ese tableteo óseo previene al caminante de la presencia del espectro. En los caninos ese animal aparece al lado o delante de los jinetes y los acompaña o les obstruye el camino durante el camino hasta la casa.
Mi papa decía que el cadejo blanco es una verdadera compañía y que por ningún motivo hay que espantarlo tratar de darle golpes con las riendas o siquiera insultarlo. Si se hace eso el animalito gentil se convierte en un verdadero monstruo que toma formas horripilantes capaces de volver loco al más valiente de los valientes.
El cadejo negro, según el testimonio de los campesinos nunca aparece al lado de los jinetes. Este aparece de frente y le propósito es de inmovilizar el caballo o la mula con el fin de atacarse al jinete. La manera de inmovilizar la cabalgadura es pasando entre las patas del caballo, comenzando por las patas de adelante. Al pasar así entre las patas del caballo, este queda completadamente inmóvil y por más que uno espuelee al caballo este no se moverá. Una vez inmóvil el Cadejo negro se monta en ancas y hace ver las peores visiones de horror al jinete.
Decían los viejos que si atacabas al blanco, además de hacerse enorme éste se te maneaba el palenque y te dejaba allí plantado toda la noche y por nada ni nadie te podías mover ni bajarte del animal hasta la salida del sol.
De todos los que me contaron historias del Cadejo, sólo mi mama tuvo loa osadía de atacarlo. Mi mama era un tipo de mujer que, según ella, le gustaba el jolgorio. Iba a las fiestas montada en la mula pedorra de mi abuela. Aclaro que era la mula la pedorra. Ella también comerciaba con productos agrícolas, maíz y frijoles entre otros. También era rezadora y pertenecía, según ella, a la orden de los laicos franciscanos. Aun cuando iba a los bailes siempre andaba fajada la cuerda de san Francisco, que había bendecido el padre Urcuyo. Esa cuerda aun está en el viejo baúl de mi mama y tal parece que cuando muera habrá que enterrarla con ella. Esa cuerda según dicen es poderosa. Ella la protegió de las malas tentaciones hasta los 33 años cuando una vez que fue al pozo se le olvido ponérsela y le apareció el diablo. Éste llevaba por nombre José Izaguirre. El resto de la historia usted ya la conoce.
Bueno, según el relato de mi mama, ella venía de El Anonal de un fandango. Al pasar bajo el palo de guanacaste del panteón de San Pedro, el mismo que supuestamente cubre la sepultura de mi bisabuela, ella vio salir de allí un perrito blanco que se puso à caminar al lado de su mula. Cuando ella vio eso, lo único que se le ocurrió fue sacarse la cuerda de san Pancho. Una vez fuera se la anudo en la mano para no perderla y le pidió al animal que se fuera. El animal siguió caminando sin tomar en cuenta las palabras de mi mama.
Mi mama sabía que ella estaba protegida por el poder del Bendito. Esta doña tenía una armadura divina que ni el mismo diablo hubiese traspasado. Además de la cuerda tenía la Magnifica del cristo negro de Esquipulas, un escapulario con la oración del caminante y un rosario con perlas negras que había traído de sus romerías a El Sauce y a Ciudad Antigua. Además un crucifijo que había mandado hacer con una cadenita de oro que le había dado mi abuela.
Bueno, haciéndole confianza a todos esos perendengues, ella le pidió de nuevo al Cadejo que se fuera. Según ella le dijo que ella no necesitaba compañía que ella tenia suficiente con todos sus talismanes y que el poder de Dios estaba con ella. El perro pendejo no le hizo caso. Entonces mi mama como era güevona y mujer de pelo en pecho, se decidió a pasar a la acción. Bueno como no haces caso, le dijo, aquí te va… y le suelta el primer riendazo con la cuerda de San Francisco. El animalillo no tuvo tiempo de reaccionar y convertirse en el monstruo que mi mama esperaba. Del riendazo que le pegó hizo levantar una nube de polvo de la piel del animal. Este último se metió al monte y mi mama pico la mula al trote hasta llegar a la casa de mi abuela.
Nunca sabremos si en realidad era el Cadejo o el perrito blanco del vecino pero mi mama jura que era el Cadejo y que no le hizo nada gracias al poder divino de sus talismanes.
Mi papa y los trabajadores de la plantación, menos religiosos y más apegados al orden tradicional del combate contra los sobrenatural, Decían que la mejor manera de protegerse contra ese espanto era de lo mas simple. Un buen jinete siempre lleva un sombrero. Mi papa decía que un jinete destapado se parecía a una purrunga y nunca permitió que yo o mi hermano montáramos sin sombrero.
Otro elemento de la parafernalia del jinete es le machete envainado y bien afilado. La pistola es en muchos casos también es parte de ese equipaje. Muchos vaqueros se pasean también con sal en las bolsas del pantalón. La sal protege a estos de las garrapatas y les ayuda muchas veces a atraer las vacas y las mulas que se esconden en los matorrales.
Todos esos elementos son efectivos contra el poder del Cadejo. Mi papa decía que cuando se agarra un camino solitario y si se tiene temor de encontrarse con un espanto, el jinete sólo tiene que ponerse el sombrero lo de atrás para adelante y problema resuelto. Eso es algo así como la medicina preventiva. Sin embargo, si el cadejo le manea la mula, el mejor remedio es llevar lo más frecuentemente un limón. Entonces saque su limoncito córtelo con su machete y muerda la hoja del machete. Allí nomasito la mula comienza a moverse y el cadejo se desvanece. Después de eso, decía mi papa, sólo le queda picar la mula y si se olvidó ponerse el sombreo como le dije antes, hágalo y vera que llegara con bien. Cuidado! no muerda el machete del lado del filo porque si es bocón, su boca se le puede hacer más grande.
Un Cadejo es un animal legendario de la región mesoamericana, extendida entre las zonas rurales e incluso urbanas de Centroamérica. Se dice que es un mítico perro (o dos perros) que generalmente se le aparece a quienes deambulan a altas horas de la noche. Este animal mítico se le atribuye poderes misteriosos.
Según la definición encontrada en la enciclopedia en línea el cadejo se presenta de diversas maneras según las regiones. A continuación les entrego la caracterización del Cadejo según Wikipedia.
Representaciones del Cadejo.
Las diferentes versiones de la leyenda en Centro América describen a un cadejo blanco y uno negro; benigno y maligno respectivamente. La leyenda del Cadejo es posiblemente el vestigio de una creencia precolombina que supone que todo humano posee un animal de compañía (un alter ego que el la tradición mesoamericana se conoce como Nahual). El Nahual es el doble del hombre, de tal manera que la enfermedad o la muerte del primero conllevan la enfermedad o la muerte del segundo. La creencia supone la existencia de un animal compañero para cada hombre.
Es de aclarar, que ninguna relación directa ha sido establecida entre el Cadejo y el Nahual. Así, el artículo de Wikipedia continua…
Dicho animal acompaña al hombre en todos sus viajes solitarios por la noche; y en la versión de dos cadejos, el blanco lo protege y lo defiende contra los malos espíritus encarnados en El Cadejo negro, color tenebroso que simboliza la muerte, o sea, el mal en todas sus manifestaciones.
La versión de mi infancia viene de muchos relatos contados por los campesinos que trabajaban en la pequeña plantación de café de mi papa. Otro relato de este animal proviene de mi mama que asegura haberlo visto por lo menos una vez.
En las variantes de la leyenda que del Cadejo de la región sur de Honduras existe efectivamente dos Cadejos, el Negro y el blanco. Los dos malos porque no son el producto de la creación divina del buen Dios. Sin embargo, el Negro es aun más malo que el blanco. Este último casi nadie lo ha visto pocos son los que se han enfrentado a ese animal.
Existe en las explicaciones del comportamiento del Cadejo una dicotomía que nos recuerda ciertos comportamientos humanos. En gran parte el comportamiento del cadejo es como una moraleja de la lealtad y la traición. Un cadejo blanco por ejemplo, puede ser tu compañero y ser completamente inofensivo. Por otro lado si aun por accidente lo atacas se puede convertir en une bestia horripilante malvada y poco fiable.
Si continuamos nuestra descripción de nuestro Cadejito, nos damos cuenta que este en la variante del sur de Honduras, se aparece sobre todo a loa jinetes que se pasean en altas horas de la noche y durante las noches de luna.
La descripción que Zacarías Gutiérrez y Santos Hernández hacían del cadejo, describían un animal pequeñísimo en forma de perro. Ese, según ellos, es blanco (o negro segun el caso) y pachón y lo que hace la diferencia entre un perro y otra cosa es que tiene los ojos rojos como fuego y la cola está completamente desproveída de pelo y de carne. La cola es simplemente una cadena de huesos que se entrechocan al ritmo del trote del animalillo. Ese tableteo óseo previene al caminante de la presencia del espectro. En los caninos ese animal aparece al lado o delante de los jinetes y los acompaña o les obstruye el camino durante el camino hasta la casa.
Mi papa decía que el cadejo blanco es una verdadera compañía y que por ningún motivo hay que espantarlo tratar de darle golpes con las riendas o siquiera insultarlo. Si se hace eso el animalito gentil se convierte en un verdadero monstruo que toma formas horripilantes capaces de volver loco al más valiente de los valientes.
El cadejo negro, según el testimonio de los campesinos nunca aparece al lado de los jinetes. Este aparece de frente y le propósito es de inmovilizar el caballo o la mula con el fin de atacarse al jinete. La manera de inmovilizar la cabalgadura es pasando entre las patas del caballo, comenzando por las patas de adelante. Al pasar así entre las patas del caballo, este queda completadamente inmóvil y por más que uno espuelee al caballo este no se moverá. Una vez inmóvil el Cadejo negro se monta en ancas y hace ver las peores visiones de horror al jinete.
Decían los viejos que si atacabas al blanco, además de hacerse enorme éste se te maneaba el palenque y te dejaba allí plantado toda la noche y por nada ni nadie te podías mover ni bajarte del animal hasta la salida del sol.
De todos los que me contaron historias del Cadejo, sólo mi mama tuvo loa osadía de atacarlo. Mi mama era un tipo de mujer que, según ella, le gustaba el jolgorio. Iba a las fiestas montada en la mula pedorra de mi abuela. Aclaro que era la mula la pedorra. Ella también comerciaba con productos agrícolas, maíz y frijoles entre otros. También era rezadora y pertenecía, según ella, a la orden de los laicos franciscanos. Aun cuando iba a los bailes siempre andaba fajada la cuerda de san Francisco, que había bendecido el padre Urcuyo. Esa cuerda aun está en el viejo baúl de mi mama y tal parece que cuando muera habrá que enterrarla con ella. Esa cuerda según dicen es poderosa. Ella la protegió de las malas tentaciones hasta los 33 años cuando una vez que fue al pozo se le olvido ponérsela y le apareció el diablo. Éste llevaba por nombre José Izaguirre. El resto de la historia usted ya la conoce.
Bueno, según el relato de mi mama, ella venía de El Anonal de un fandango. Al pasar bajo el palo de guanacaste del panteón de San Pedro, el mismo que supuestamente cubre la sepultura de mi bisabuela, ella vio salir de allí un perrito blanco que se puso à caminar al lado de su mula. Cuando ella vio eso, lo único que se le ocurrió fue sacarse la cuerda de san Pancho. Una vez fuera se la anudo en la mano para no perderla y le pidió al animal que se fuera. El animal siguió caminando sin tomar en cuenta las palabras de mi mama.
Mi mama sabía que ella estaba protegida por el poder del Bendito. Esta doña tenía una armadura divina que ni el mismo diablo hubiese traspasado. Además de la cuerda tenía la Magnifica del cristo negro de Esquipulas, un escapulario con la oración del caminante y un rosario con perlas negras que había traído de sus romerías a El Sauce y a Ciudad Antigua. Además un crucifijo que había mandado hacer con una cadenita de oro que le había dado mi abuela.
Bueno, haciéndole confianza a todos esos perendengues, ella le pidió de nuevo al Cadejo que se fuera. Según ella le dijo que ella no necesitaba compañía que ella tenia suficiente con todos sus talismanes y que el poder de Dios estaba con ella. El perro pendejo no le hizo caso. Entonces mi mama como era güevona y mujer de pelo en pecho, se decidió a pasar a la acción. Bueno como no haces caso, le dijo, aquí te va… y le suelta el primer riendazo con la cuerda de San Francisco. El animalillo no tuvo tiempo de reaccionar y convertirse en el monstruo que mi mama esperaba. Del riendazo que le pegó hizo levantar una nube de polvo de la piel del animal. Este último se metió al monte y mi mama pico la mula al trote hasta llegar a la casa de mi abuela.
Nunca sabremos si en realidad era el Cadejo o el perrito blanco del vecino pero mi mama jura que era el Cadejo y que no le hizo nada gracias al poder divino de sus talismanes.
Mi papa y los trabajadores de la plantación, menos religiosos y más apegados al orden tradicional del combate contra los sobrenatural, Decían que la mejor manera de protegerse contra ese espanto era de lo mas simple. Un buen jinete siempre lleva un sombrero. Mi papa decía que un jinete destapado se parecía a una purrunga y nunca permitió que yo o mi hermano montáramos sin sombrero.
Otro elemento de la parafernalia del jinete es le machete envainado y bien afilado. La pistola es en muchos casos también es parte de ese equipaje. Muchos vaqueros se pasean también con sal en las bolsas del pantalón. La sal protege a estos de las garrapatas y les ayuda muchas veces a atraer las vacas y las mulas que se esconden en los matorrales.
Todos esos elementos son efectivos contra el poder del Cadejo. Mi papa decía que cuando se agarra un camino solitario y si se tiene temor de encontrarse con un espanto, el jinete sólo tiene que ponerse el sombrero lo de atrás para adelante y problema resuelto. Eso es algo así como la medicina preventiva. Sin embargo, si el cadejo le manea la mula, el mejor remedio es llevar lo más frecuentemente un limón. Entonces saque su limoncito córtelo con su machete y muerda la hoja del machete. Allí nomasito la mula comienza a moverse y el cadejo se desvanece. Después de eso, decía mi papa, sólo le queda picar la mula y si se olvidó ponerse el sombreo como le dije antes, hágalo y vera que llegara con bien. Cuidado! no muerda el machete del lado del filo porque si es bocón, su boca se le puede hacer más grande.
Así pues termina este relatillo que como ve da una visión un poco diferente de la que generalmente se encuentra en Internet. Busquen relatos y compruébenlos con loa viejos. Transmítanlos, esos cuentos forman parte de nuestro patrimonio cultural.
Si alguien conoce la leyenda de la chula le agradecería me la transmita necesito cotejarla con la mía… un abrazo
Si alguien conoce la leyenda de la chula le agradecería me la transmita necesito cotejarla con la mía… un abrazo