Para los
que visitan por primera vez este sitio no olviden de leer la primera parte de
la entrevista así entenderán mejor.
Como les prometí
aquí les dejo las ultimas líneas de esta entrevista hecha a doña Anita.
Espero la
disfruten.
Mis
agradecimientos a todos los que dejaron un comentario y sobretodo a mi primo
Byron que también estuvo a punto de ver al duende allí en las dificultades.
AV.- Otra
vez este Raúl (su hijo) si no hubiera sido Margarita… se lo llevan también los
malos. Fíjese que había agarrado una gran junta con un mentado… un hijo de don Ricardo,
que se murió hace poco… que mato a la mujer en Tegucigalpa… ya no me acuerdo
del nombre. Pues allí caminaban con Raúl y ese señor le gustaba practicar
cosas fellas … y se ajuntaban con Raúl y platicando papadas y preguntándole por
la mujer, que ya se le había ido. Allá tardísimo, venia Raúl, aja usté y no ve
que allí por donde son las rockolas (los prostíbulos de Lupe Pastor y Claudina Díaz)
un montón de lechuzas blancas y allí lo treiban pepenadito y el venía
corriendo y aquellos animales detrás de el y el con la caldereta… ay ay,
ay y gritando y se levanta Margarita cuando oye los gritos y
lo mete a la casa y allí en el mero postesito estaba una mujer de vestido
blanco y ya lo iba a agarrar a Raúl… no si vea salen cosas fellas aquí, ni
quiera Dios.
Aquí en
este barrio (Barrio Santa Clara), me contó un muchacho, aquel Mallillo el que
vende perendengues, que dice que una vez venia el de arriba (barrios El centro,
Las Flores…) bien tarde, dice, y en esa esquina (entre la séptima avenida y la
novena calle) una chanchona que así era (hace el gesto de aproximadamente un
metro de alto) con aquel poco de chanchitos y que se viene sobre mí. Me puse
las canillas en la nuca corriendo para abajo. Llegué a mi casa, dice, yo me
dije que aquella chancha debe ser aquella señora que se lleva pidiendo de casa
en casa con aquel montón de chigüines.
Es bien
chistoso ese muchacho… pues así fue, dice el muchacho, Allí me salio esa puta
chancha que mal rayo la parta… con aquel poco de chanchitos y como esa señora
camina con el montón de chigüines, ya me dije yo que se hizo chancha la doña.
No pues yo aquí
para que le voa decir, yo aquí no he visto nada pero en aquel barrio si.
YI.- ¿Pero
en que Barrio vivía usted?
Allá, allá
por onde Paco Tractor, allá por la Cruz Roja (Barrio las flores).
Después de
una pausa Mama Anita continua su historia y sigue contando episodios vividos
con Manuelito. Algunos se repiten pero las notas humorísticas de nuestra
querida abuela le dan otro matiz al suceso.
AV.- …Fíjese
que a aquel Elías, Manuelito le leyó el destino..
JC.- Cual Elías
AV.- Elías,
aquel de Cuyalí…
-
Elías,
le dice.
-
Que
Manuelito, le dice Elías.
-
Allí
en aquel montón de café te deje una carta le dice Manuelito.
Pues
nosotros pensamos que era una carta de papel, Y no, fíjese que era una hoja de
guinello (guineo, Hoja de plátano) bien hechitas las letras sobre la hoja de
guinello, bien… como con una astillita en el modo, bien hecha la carta... y allí
le leía el destino.
Allí le decía
que un día se iba a levantar en la
madrugada y que al levantarse iba a ver pasar una estrella, que se iba a cruzar
para abajo. Y le decía que a partir de ese momento que se cuidara le decía…
Cuidate, le decía, tené mucho cuidado… le leyó el destino… y fíjese que le paso
la cosa.
JC.- ¿Y Cómo murió él?
AV.- Y no fue él el primero que mataron los Pina…
le pegaron 27 machetazos… murió de noche… y ya le digo que si Manuelito hubiera
estado Cuando a Román lo mataron no lo hubieran matado. Es que a Román toda la
vida le tenía envidia la gente… y Manuelito lo cuidaba. No vayas al pueblo, le decía.
Quédate acostado que te están vigiando… y fíjese que él le creía, porque Román
era indomable… Ese no le creía nada a nadie. Porque el día que lo mataron, fíjese
que le fueron a avisar a la casa. Y el decía no es cierto, son papadas, son
puros cuentos. Pero a Manuelito si le hacia caso.
Pues ahora allí
esta en el Crique de oro, Manuelito…
Mire usté,
ese Manuelito nos traía fósforos a nosotros, por que hay veces que a uno en la
montana, se le terminan los fósforos, entonces le decíamos.
-
Ay,
Manuelito fíjese que no tenemos fósforos para mañana.
-
No
tienen? Ya les vuir a trer decía.
Y ya
regresaba y nos tirana la caja de fósforos, y fíjese que a la comadre Juana le
trajo hasta una virgencita del Perpetuo Socorro.
- Hay te traje esa virgencita para que te acompañe,
le dice.
Y la vez
que me tocó a mi me dio ataque… me toco con aquellas manitos chiquitillas así… ¡ayyyyy!
Aquí anda la chula… y pulungún caigo… y más que ni pulpería había allí y este
Juan sale corriendo a buscar agua florida allá por Buenos Aires. (Las fincas de los productores de la aldea de Las Dificultades tienen nombre de
lugares de América del sur Brasil, Colombia, Buenos Aires…) Y Manuelito
llorando,
¡Ayyyyyyyy!
Decía si yo no soy el diablo, soy un espíritu ambulante por malcriado con mi
madre.
YI.- y de aquí
de El Paraíso hay gente que lo a idi a visitar?
AV.- de aquí
solo dona Blanca ha ido (Dona Blanca la esposa de don Pituro Córdoba) de las
que yo conozco y otro señor fue pero…
JC.- ¿Y cómo
es él? ¿Alguien lo ha visto?
Unos hombres
dicen que es como una sombra que no se distingue bien. Chévez decía él había
visto una cosa como un Gatillo, decía Chévez, Hay andaba ese jodido decía
Chévez (Chévez seguramente vio una
ardilla voladora y pensó que era Manuelito)
Pero nosotros
nunca lo viamos en el día Solo en la noche y en la madrugada. Llegada la oración
(a eso de las 6:00 pm), ya andaba
sacudiendo el capotillo.
Allí anda, decíamos
nosotros)
-
Cállense
decía el, Porque a él la bulla no le gusta.
Y a esta Angélica
la cuerió cuando estaba cipotona (adolescente) porque era bien malcriada, era
bien desbocada. Entonces le dice Román.
Y le pego
unos fajazos, juaz, juaz… con la faja de Román.
Hay te dejo
esa faja le dice Román pa que verguies estas putas malcriadas, le dice Román,
como era bien bocón. (Todo el mundo se
rie)
Y Manuelito
le decía…
-
Román
no andes ocupando muchas mujeres en la cocina, le decía, que onde hay muchas
mujeres es como un gallinero, solo ocupa dos en la cocina, le decía, y las
otras las ocupas como mozas.
Y fíjese
que así nos tenía Román. Yo y la comadre en la Cocina y las otras como gallinas
(trabajadoras) las otras halaban el agua, barrían, lavaban ropa pero oficio en
la cocina no porque Manuelito decía que muchas mujeres juntas era como un
gallinero, mucha mierda había .
DI.- ¿Pero
Manuelito no es un duende?
AV.- No el
duende es otra cosa, ese lo vi yo con Macario mi hermano. Íbamos un día por la
una cuesta allí en Cuyalí, yo adelante y Macario detrás. En eso vi un
muchachito meciéndose en una cuerda y le digo:
- Mira
Macario ese muchachito que chiquito en esa cuerda le digo y meciéndose… Trajecito
rojo gorrito rojo… y nos venimos locos para la casa.
Y le
contamos a mi tío y el nos dijo ese es el duende rojo que les salio, dice mi tío…
Chiquitito
así… Entonces ese es el duende pero ese
Manuelito es otra cosa.
AV.- No
mijitos ya me jui…
Todos,- aya
pues dona Anita, Pase buenas noches
AV.- Gracias
vos vimos…
Bueno, así termina esta entrevista con Anita. Sin
embargo, no los puedo dejar sin explicarles el título de esta.
Anita tenía
una manera particular de expresarse. Nadie podía quedarse con la boca cerrada
ante ella. Anita poseía una serie de expresiones propias lo mismo que
onomatopeyas que podrían ser patentadas. Tenía también una capacidad
imaginativa enorme y una capacidad para las figuras de estilo única. Cuando se despedía nunca decía ya me voy o
tengo que irme. Siempre decía ya me fui. Y el resto del titulo, lo de la bola
chata, es una anécdota que sucedió con una de sus nietas, Selma. Selma era una adolescente muy inquieta y media
parrandera, le gustaban las fiestas. Por un tiempo ella vivió en la casa de su
abuela Anita y mientras estuvo allí la doña la mantenía, como decimos, a mecate
corto. Un día Selma le suplico a Anita
de dejarla ir a una fiesta con las muchachas Ponce. Anita le dio permiso pero le dijo que la quería
a las 10 de la noche en la casa. Evidentemente, a Selma se le fue el santo al
cielo y en el jolgorio se le olvidó la hora y apareció en la casa como a eso de
las dos de la mañana. Esa hora es la
hora en que los hombres entraban a casa sin dar razones pues, naturalmente eran
hombres. El órgano genital de los
hombres es comúnmente llamado en Honduras, bola, entonces la madrugada es la
hora en que las bolas entran de parranda. Selma, siendo mujer, entra alas dos
de la mañana, toca la puerta, y ¿Quién la recibe? Su abuela hecha una furia y
le dice Miren quien
llega «La bola chata» y la pesca de las orejas y la entra ala casa. Selma creo
que ni lloro, porque al siguiente día nos contó el pase y se quedo con el
apodo.
1 comentario:
Llegó la segunda parte!! Al final que Manuelito terminó siendo una especie de servidor atento, alcanzando fósforos y poniendo en vereda a las chicas parranderas, pero ahora me dejó en ayunas con el duendecito... ;)
Publicar un comentario