Una escuela
es un arma para el combate contra la
ignorancia y una puerta hacia la galaxia de las letras. Esta frase de mi filosofía
de a peso, traduce el pensamiento que mi papa siempre tuvo hacia la
educación. Mi padre es como Chinto
Jiñocuago, no es leydo ni estudeyado en ninguna cencia, pero si es post
graduado por la esperencia, en otras palabras siempre fue un paisano
visionario.
En ese mar agitado de Cabos Cantonales y efervescencia
política, siempre estuvo pensando en el futuro de sus hijos. Mi papa y mi mama,
no podían ver que sus hijos se quedaran burros o analfabetas. Pero en las circunstancias de la época se veían
maniatados puesto que el poder no oía las peticiones de miembros de la
oposición. Ya durante el periodo de gobierno de Ramón
Villeda Morales mi abuelo junto con Román
Zelaya y otros líderes liberales
y nacionalistas, había hecho gestión para la construcción del camino de las
dificultades. En el mismo sentido Mi papa y Don Moisés Sosa, Don Pedro Sosa,
Don Alejandro Gaitán, Don Goyo González y
otros, habían hecho lo posible por abrir
una carretera que uniría la aldea de Volcancitos y El Palo Verde con la aldea
de las Flores, que se encuentra a la orilla de la carretera de Las Selvas. Esa
carretera se hizo justo unos días antes del 3 de octubre de 1963 en otras
palabras días antes del Golpe de Estado.
Pero esa
actitud visionaria no se para allí. En una entrevista que le hiciera a mi padre
en 2010 cuenta el nacimiento de la Escuela Rural Mixta Manuel Bonilla de la
aldea de Palo Verde.
Este capítulo
de la Historia de mi padre servirá posiblemente à llenar un vacío en la
historia de esa aldea, sirva pues, este testimonio.
JI.- Y allí
quedaron los cantonales, denunciando orejeando y aquel joder. ¡Y ellos mandaban!
Pero ellos no buscaban, cosas de bienestar para la comunidad, como te dijera,
pues, de progreso. El trabajo de ellos era, era vivir así saconeando. Y no
todos pues, porque habían muchos que eran gente de honor, Goyo González, Martina
Segura, Los Aguilar, que habían sido soldados de carias, pero no se metían con
nadie y así otros.
Bueno yo me
las arreglaba para no tener problemas, y estando en eso ya mis dos muchachitas
comenzaban a estar en edad de ir a la escuela. Entonces a pesar de todo eso
vengo yo y les platico de la cosa de la escuela.
-
¡No,
don José! Me dicen, Nosotros aquí hemos jincado y nunca nos han oído.
¡Fijate! Que
facha de esos individuos. Y me dicen así esas palabras:
-
Ahora,
me dicen, si usted nos ayuda, a nosotros pues tal vez podamos hacer algo.
- ¡Ay
hombre! Les digo yo, caramba. Como les voy a ayudar yo, si ustedes son los que
tienen el poder ahorita. ¡No amigo! No puedo. Pero, les
digo yo, ustedes estarían dispuestos a colaborar. Yo voy a dar un paso.
-
¡Si!
Me dicen, Nosotros le ayudamos.
-
Bueno
les digo yo les voy a tocar los huevos al tigre.
Yo ya sabia
donde estaba la papada ¡jodido!
¡Mira
Dario! Y me vine aquí al pueblo a jincar la cosa. Y solo fue un… una
palabra y me dicen: Cuente con eso que eso ya esta.
DI.- ¿Quién?
JI.-
Perate, ya vas a ver.
Uno debe de
pensar. Yo ya sabía dónde estaba la cosa.
Era Chendo Molina (Rosendo Molina
Escoto), Él era regidor en la alcaldía municipal
y Marillita (Maria Sandoval de Molina) la directora de las dos escuelas del
pueblo. Y vengo yo y les platico el asunto de la necesidad dela escuela en el valle.
Y ellos me
dijeron. No te preoupés Joche eso ya está.
Miren,
hombre, yo tengo mis muchachitos allí, les digo, y no se silos voy a poner a la
escuela en otra parte. (Las escuelas más cercanas eran la de la aldea de
Granadillos que estaba como a 10 Km y la
otra era la escuela de las Flores aún más largo).
¡No, No,
No! Me dice Chendo le vamos a ayudar. Pero eso si, me dice, le vamos a dar un
trabajito. Saque la lista de todos los niños en edad de ir a la escuela. Si
llega a25 tiene su escuela, pero si no llega a los 25 la cosa puede cambiar.
Entonces le
digo yo, cuente con eso.
En ese
entonces, no habían patronatos, o juntas comunales rurales, no había nada de
eso. Aso platicaba uno en grupitos.
Regreso al
valle y les participo a los hombres el asunto. Ta hecha la cosa, les digo. Ahora
depende de ustedes, de la comunidad. Se necesita que ordenen al alcalde
auxiliar (Un tipo de autoridad civil) que saque un listado de todos los niños
en edad de ir a la escuela, que ponga hasta los que no han nacido ¡Jodido! (Se ríe).
Y llegamos a 40.
Y se va el
auxiliar a sacar la lista de casa en casa y salieron un poco de alumnos.
DI.- ¿Quién
era el auxiliar?
El auxiliar
era Cosme Mendoza, el hijo de doña Luisa Mendoza. Y se fue a sacar el listado y
allí ya vino. Entonces me mandan a hablar a mí, de lo que había hecho Cosme.
Agarro la lista y me vengo.
Mire le
digo a don Chendo y a Marillita, aquí está el asunto.
¡Ay si! Me dice
Marillita, ya está no se preocupe, me dice. Ahora solo tienen que buscar ahora
una casa para que sirva de escuela. Para que la nombremos aquí también.
Regreso a
la aldea y consulto con los jefes cantonales allá y se nos ofreció Martina Segura para que la
escuela comenzara en su casa.
Regreso al
pueblo y le digo a Marillita que ya teníamos casa. Ella hizo la solicitud en nombre
de la aldea a la supervisión departamental en la capital departamental, y así
fue.
Luego vino
el nombramiento de profesor y nos vino
una profesora. Carmen de Deras. Que no estuvo mucho tiempo. Ella fue remplazada
por la hermana de Toñita la esposa de don Martín Rodríguez. Y todos los
profesores vivían en la casa con nosotros. Luego de esa muchacha nos mandaron a
David Martínez, recién casado con Manuelita Rodríguez, luego vino un profesor
Tranquilino.
El
testimonio de mi padre termina allí.
Pero la
historia de la escuela no termina allí.
Luego de
varias gestiones los padres de familia de El Palo Verde, con iniciativa de mi
papa, don Pedro Sosa, Los Corleto, Goyo Gonzáles y otros recogieron suficiente
dinero y compraron un lote de tierra a doña Gregoria Salinas. Allí se construyó
la primera escuela. Una pieza de adobes construidos con la misma tierra del terraplén
y tejas transportadas a lomo de mula desde la jilguera. La madera según los
decires de mi padre la acerraron los Sosa. (Moisés, Tulio y Bacho)
Bueyes,
mulas y fuerza de trabajo comunal ayudaron a dar a luz esa escuelita.
Allí pasé
mi primer grado de escuela primaria, Mi profesor fue Dagoberto Lara Ardón. Y
con su ayuda y la implicación de otros padres y de nuevos vecinos Como don
Vicente Hernández. La escuela creció para ser lo que es hoy. Otros profesores
llegaron después. Entre Ellos Elsomina Paguaga.
Las ideas
de mi padre siguieron y se concretizaron en varios proyectos (Carretera de
granadillos a Palo Verde, proyecto de agua potable entre otros) como siempre
con la colaboración infatigable de la comunidad y de líderes comunales; vale
mencionar: Ignacio López, Vicente Hernández, los hermanos Sevilla, Ángel Barahona, Carmelo Castro, Alberto y los hermanos Mendoza
y las familias Merlo y González, Sin olvidar nuestro querido Pedro Sosa. No se puede
dejar por desapercibido, la oposición de los que nunca creen en nada pero aprovechan
el producto de las ideas más locas.