jueves, 3 de abril de 2014

"No se debe ser demasiado severos con los errores del pueblo, sino tratar de eliminarlos por la educación." Thomas Jefferson




Una escuela es  un arma para el combate contra la ignorancia y una puerta hacia la galaxia de las letras. Esta frase de mi filosofía de a peso, traduce el pensamiento que mi papa siempre tuvo hacia la educación.  Mi padre es como Chinto Jiñocuago, no es leydo ni estudeyado en ninguna cencia, pero si es post graduado por la esperencia, en otras palabras siempre fue un paisano visionario.

 En ese mar agitado de Cabos Cantonales y efervescencia política, siempre estuvo pensando en el futuro de sus hijos. Mi papa y mi mama, no podían ver que sus hijos se quedaran burros o analfabetas.  Pero en las circunstancias de la época se veían maniatados puesto que el poder no oía las peticiones de miembros de la oposición.  Ya  durante el periodo de gobierno de Ramón Villeda Morales mi abuelo junto con Román  Zelaya y otros líderes  liberales y nacionalistas, había hecho gestión para la construcción del camino de las dificultades. En el mismo sentido Mi papa y Don Moisés Sosa, Don Pedro Sosa, Don Alejandro Gaitán, Don Goyo González  y otros,  habían hecho lo posible por abrir una carretera que uniría la aldea de Volcancitos y El Palo Verde con la aldea de las Flores, que se encuentra a la orilla de la carretera de Las Selvas. Esa carretera se hizo justo unos días antes del 3 de octubre de 1963 en otras palabras días antes del Golpe de Estado.

Pero esa actitud visionaria no se para allí. En una entrevista que le hiciera a mi padre en 2010 cuenta el nacimiento de la Escuela Rural Mixta Manuel Bonilla de la aldea de Palo Verde.

Este capítulo de la Historia de mi padre servirá posiblemente à llenar un vacío en la historia de esa aldea, sirva pues, este testimonio.

JI.- Y allí quedaron los cantonales, denunciando orejeando y aquel joder. ¡Y ellos mandaban! Pero ellos no buscaban, cosas de bienestar para la comunidad, como te dijera, pues, de progreso. El trabajo de ellos era, era vivir así saconeando. Y no todos pues, porque habían muchos que eran gente de honor, Goyo González, Martina Segura, Los Aguilar, que habían sido soldados de carias, pero no se metían con nadie y así otros.
Bueno yo me las arreglaba para no tener problemas, y estando en eso ya mis dos muchachitas comenzaban a estar en edad de ir a la escuela. Entonces a pesar de todo eso vengo yo y les platico de la cosa de la escuela.

-          ¡No, don José! Me dicen, Nosotros aquí hemos jincado y nunca nos han oído.
¡Fijate! Que facha de esos individuos. Y me dicen así esas palabras:

-          Ahora, me dicen, si usted nos ayuda, a nosotros pues tal vez podamos hacer algo.
           -        ¡Ay hombre! Les digo yo, caramba. Como les voy a ayudar yo, si ustedes son los que tienen    el poder ahorita. ¡No amigo! No puedo. Pero, les digo yo, ustedes estarían dispuestos a colaborar. Yo voy a dar un paso.

-          ¡Si! Me dicen, Nosotros le ayudamos.
-          Bueno les digo yo les voy a tocar los huevos al tigre.

Yo ya sabia donde estaba la papada ¡jodido!
¡Mira Dario! Y me vine aquí al pueblo a jincar la cosa. Y solo fue un… una palabra  y  me dicen: Cuente con eso que eso ya esta.

DI.- ¿Quién?

JI.- Perate, ya vas a ver.

Uno debe de pensar. Yo ya sabía dónde estaba la cosa.  Era  Chendo Molina (Rosendo Molina Escoto),  Él era regidor en la alcaldía municipal y Marillita (Maria Sandoval de Molina) la directora de las dos escuelas del pueblo. Y vengo yo y les platico el asunto de la necesidad dela escuela en  el valle.

Y ellos me dijeron. No te preoupés Joche eso ya está. 

Miren, hombre, yo tengo mis muchachitos allí, les digo, y no se silos voy a poner a la escuela en otra parte. (Las escuelas más cercanas eran la de la aldea de Granadillos que estaba como a 10 Km  y la otra era la escuela de las Flores aún más largo).

¡No, No, No! Me dice Chendo le vamos a ayudar. Pero eso si, me dice, le vamos a dar un trabajito. Saque la lista de todos los niños en edad de ir a la escuela. Si llega a25 tiene su escuela, pero si no llega a los 25  la cosa puede cambiar.

Entonces le digo yo, cuente con eso.

En ese entonces, no habían patronatos, o juntas comunales rurales, no había nada de eso.  Aso platicaba uno en grupitos.

Regreso al valle y les participo a los hombres el asunto. Ta hecha la cosa, les digo. Ahora depende de ustedes, de la comunidad. Se necesita que ordenen al alcalde auxiliar (Un tipo de autoridad civil) que saque un listado de todos los niños en edad de ir a la escuela, que ponga hasta los que no han nacido ¡Jodido! (Se ríe). Y llegamos a 40.

Y se va el auxiliar a sacar la lista de casa en casa y salieron un poco de alumnos.

DI.- ¿Quién era el auxiliar?

El auxiliar era Cosme Mendoza, el hijo de doña Luisa Mendoza. Y se fue a sacar el listado y allí ya vino. Entonces me mandan a hablar a mí, de lo que había hecho Cosme. Agarro la lista y me vengo. 

Mire le digo a don Chendo y a Marillita, aquí está el asunto. 

¡Ay si! Me dice Marillita, ya está no se preocupe, me dice. Ahora solo tienen que buscar ahora una casa para que sirva de escuela. Para que la nombremos aquí también.

Regreso a la aldea y consulto con los jefes cantonales allá y  se nos ofreció Martina Segura para que la escuela comenzara en su casa.

Regreso al pueblo y le digo a Marillita que ya teníamos casa. Ella hizo la solicitud en nombre de la aldea a la supervisión departamental en la capital departamental, y así fue.

Luego vino el nombramiento  de profesor y nos vino una profesora. Carmen de Deras. Que no estuvo mucho tiempo. Ella fue remplazada por la hermana de Toñita la esposa de don Martín Rodríguez. Y todos los profesores vivían en la casa con nosotros. Luego de esa muchacha nos mandaron a David Martínez, recién casado con Manuelita Rodríguez, luego vino un profesor Tranquilino.

El testimonio de mi padre termina allí.

Pero la historia de la escuela no termina allí.

Luego de varias gestiones los padres de familia de El Palo Verde, con iniciativa de mi papa, don Pedro Sosa, Los Corleto, Goyo Gonzáles y otros recogieron suficiente dinero y compraron un lote de tierra a doña Gregoria Salinas. Allí se construyó la primera escuela. Una pieza de adobes construidos con la misma tierra del terraplén y tejas transportadas a lomo de mula desde la jilguera. La madera según los decires de mi padre la acerraron los Sosa. (Moisés, Tulio y Bacho)

Bueyes, mulas y fuerza de trabajo comunal ayudaron a dar a luz esa escuelita.

Allí pasé mi primer grado de escuela primaria, Mi profesor fue Dagoberto Lara Ardón. Y con su ayuda y la implicación de otros padres y de nuevos vecinos Como don Vicente Hernández. La escuela creció para ser lo que es hoy. Otros profesores llegaron después. Entre Ellos Elsomina Paguaga.

Las ideas de mi padre siguieron y se concretizaron en varios proyectos (Carretera de granadillos a Palo Verde, proyecto de agua potable entre otros) como siempre con la colaboración infatigable de la comunidad y de líderes comunales; vale mencionar: Ignacio López, Vicente Hernández, los hermanos  Sevilla, Ángel Barahona,  Carmelo Castro, Alberto y los hermanos Mendoza y las familias Merlo y González, Sin olvidar nuestro querido Pedro Sosa. No se puede dejar por desapercibido, la oposición de los que nunca creen en nada pero aprovechan el producto de las ideas más locas.



Entradas Populares