lunes, 14 de octubre de 2013

José Izaguirre y José Hernández.

Ataques de nostalgia literaria y de nostalgia pura, eso es lo que me llevó a escribir esta líneas.
Escuchando mi música, los registros númericos cayeron en una  plática que mi viejo papa tubiese con mi hija hace unos tres años.  En ella el viejo le da una série de consejos a mi hija que me hicieron recordar los consejos que Martín Fierro da a sus hijos y al de Cruz Fierro antes de separarse de ellos.

Corrí al libro que guardo conmigo desde mis años de colegio, recorrí sus amarillentas páginas hasta encontrar esos consejos.  Los leí y puse en ellos la voz de Papita Joche, mi querido viejo. Durante los minutos que duro la lectura me embriagué de su voz e hice suyos los simples consejos de Martín.
Entre otros este que les dedico a mis hermanas pelionas y que me aplico a mi mismo,

Los hermanos sean unidos,
porque esa es la ley primera;
tengan union verdadera
en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos pelean
los devoran los de ajuera.

Sea pues!
Algunos de los  que leerán este texto lo conocen mejor que yo, pero estoy seguro que los que no lo conocen tienen dos opociones : o les gusta y sacan provecho de él (esto epero les pase a mis sobrinos e hijos)  o se aburren encontrandolo cursi, avejentado y ridículo. Los de la segunda opción sólo ven pa arriba y se les endurecerá el pescuezo, como dice otro gaucho apreciado, José Larralde.

Mire nomas!!

Estos Josés como que se saben las de ellos y la agenas!!!

Consejos del Martin Fierro a sus hijos y al de Cruz


Un padre que dá consejos
mas que Padre es un amigo;
ansi, como tal les digo
que vivan con precaucion:
naide sabe en qué rincon
se oculta el que es su enemigo.

Procuren de no perder
ni el tiempo ni la vergüenza;
como todo hombre que piensa
procedan siempre con juicio,
y sepan que ningun vicio
acaba donde comienza.

Ave de pico encorvado
le tiene al robo aficion;
pero el hombre de razon
no roba jamas un cobre,
pues no es vergüenza ser pobre
y es vergüenza ser ladron.

El hombre no mate al hombre
ni pelee por fantasia;
tiene en la desgracia mia
un espejo en qué mirarse:
saber el hombre guardarse
es la gran sabiduria.

La sangre que se redama
no se olvida hasta la muerte;
la impresion es de tal suerte,
que á mi pesar, no lo niego,
cai como gotas de fuego
en la alma del que la vierte.

Es siempre, en toda ocasion,
el trago el pior enemigo;
con cariño se los digo,
reacuerdenló con cuidado;
aquel que ofiende embriagado
merece doble castigo.

Si se arma algun revolutis
siempre han de ser los primeros;
no se muestren altaneros
aunque la razon les sobre:
en la barba de los pobres
aprienden pa ser barberos.

Si entregan su corazon
a alguna muger querida,
no le hagan una partida
que la ofienda á la muger:
siempre los ha de perder
una muger ofendida.

Procuren, si son cantores,
el cantar con sentimiento,
no tiemplen el estrumento
por solo el gusto de hablar,
y acostumbrense á cantar
en cosas de jundamento.

Y les doy estos consejos,
que me ha costado alquirirlos,
porque deseo dirijirlos;
pero no alcanza mi cencia
hasta darles la prudencia
que precisan pa seguirlos.

Estas cosas y otras muchas,
medité en mis soledades;
sepan que no hay falsedades
ni error en estos consejos:
es de la boca del viejo
de ande salen las verdades.

Yo nunca tuve otra escuela
que una vida desgraciada;
no estrañen si en la jugada
alguna vez me equivoco,
pues debe saber muy poco
aquel que no aprendió nada.

Hay hombres que de su cencia
tienen la cabeza llena;
hay sabios de todas menas
mas digo, sin ser muy ducho:
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas buenas.

No aprovechan los trabajos
si no han de enseñarnos nada;
el hombre, de una mirada
todo ha de verlo al momento:
el primer conocimiento
es conocer cuando enfada.

Su esperanza no la cifren
nunca en corazon alguno;
en el mayor infortunio
pongan su confianza en Dios;
de los hombres, sólo en uno,
con gran precaucion, en dos.

Las faltas no tienen límites
como tienen los terrenos,
se encuentran en los mas buenos,
y es justo que les prevenga:
aquél que defetos tenga
disimule los agenos.

Al que es amigo, jamas
lo dejen en la estacada;
pero no le pidan nada
ni lo aguarden todo de él:
siempre el amigo mas fiel
es una conduta honrada.

Ni el miedo ni la codicia
es bueno que á uno lo asalten,
ansi, no se sobresalten
por los bienes que perezcan;
al rico nunca le ofrezcan
y al pobre jamas le falten.

Bien lo pasa hasta entre Pampas
el que respeta á la gente;
el hombre ha de ser prudente
para librarse de enojos;
cauteloso entre los flojos,
moderado entre valientes.

El trabajar es la ley,
porque es preciso alquirir;
no se espongan á sufrir
una triste situacion:
sangra mucho el corazon
del que tiene que pedir.

Debe trabajar el hombre
para ganarse su pan;
pues la miseria en su afan
de perseguir de mil modos,
llama en la puerta de todos
y entra en la del haragan.

A ningun hombre amenacen
porque naides se acobarda;
poco en conocerlo tarda
quien amenaza imprudente,
que hay un peligro presente
y otro peligro se aguarda.

Para vencer un peligro,
salvar de cualquier abismo,
por esperencia lo afirmo:
mas que el sable y que la lanza
suele servir la confianza
que el hombre tiene en si mismo.

Nace el hombre con la astucia
que ha de servirle de guia;
sin ella sucumbiria,
pero, sigun mi esperencia,
se vuelve en unos prudencia
y en los otros picardia.

Aprovecha la ocasion
el hombre que es diligente;
y tenganló bien presente
si al compararla no yerro:
la ocasion es como el fierro,
se ha de machacar caliente.

Muchas cosas pierde el hombre
que á veces las vuelve á hallar;
pero les debo enseñar,
y es bueno que lo recuerden:
si la vergüenza se pierde
jamas se vuelve á encontrar.

Los hermanos sean unidos,
porque esa es la ley primera;
tengan union verdadera
en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos pelean
los devoran los de ajuera.

Los hermanos sean unidos,
porque esa es la ley primera;
tengan union verdadera
en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos pelean
los devoran los de ajuera.

Respeten á los ancianos
el burlarlos no es hazaña;
si andan entre gente estraña
deben ser muy precabidos,
pues por igual es tenido
quien con malos se acompaña.

La cigüeña, cuando es vieja
pierde la vista, y procuran
cuidarla en su edá madura
todas sus hijas pequeñas:
apriendan de las cigüeñas
este ejemplo de ternura.

Si les hacen una ofensa,
aunque la echen en olvido,
vivan siempre prevenidos;
pues ciertamente sucede
que hablará muy mal de ustedes
aquel que los ha ofendido.

El que obedeciendo vive
nunca tiene suerte blanda;
mas con su soberbia agranda
el rigor en que padece:
obedezca el que obedece
y será bueno el que manda.

Procuren de no perder
ni el tiempo ni la vergüenza;
como todo hombre que piensa
procedan siempre con juicio,
y sepan que ningun vicio
acaba donde comienza.

Ave de pico encorvado
le tiene al robo aficion;
pero el hombre de razon
no roba jamas un cobre,
pues no es vergüenza ser pobre
y es vergüenza ser ladron.

El hombre no mate al hombre
ni pelee por fantasia;
tiene en la desgracia mia
un espejo en qué mirarse:
saber el hombre guardarse
es la gran sabiduria.

La sangre que se redama
no se olvida hasta la muerte;
la impresion es de tal suerte,
que á mi pesar, no lo niego,
cai como gotas de fuego
en la alma del que la vierte.

Es siempre, en toda ocasion,
el trago el pior enemigo;
con cariño se los digo,
reacuerdenló con cuidado;
aquel que ofiende embriagado
merece doble castigo.

Si se arma algun revolutis
siempre han de ser los primeros;
no se muestren altaneros
aunque la razon les sobre:
en la barba de los pobres
aprienden pa ser barberos.

Si entregan su corazon
a alguna muger querida,
no le hagan una partida
que la ofienda á la muger:
siempre los ha de perder
una muger ofendida.

Procuren, si son cantores,
el cantar con sentimiento,
no tiemplen el estrumento
por solo el gusto de hablar,
y acostumbrense á cantar
en cosas de jundamento.

Y les doy estos consejos,
que me ha costado alquirirlos,
porque deseo dirijirlos;
pero no alcanza mi cencia
hasta darles la prudencia
que precisan pa seguirlos.

Estas cosas y otras muchas,
medité en mis soledades;
sepan que no hay falsedades
ni error en estos consejos:
es de la boca del viejo
de ande salen las verdades.

José Hernández  (El Gaucho Marin Fierro)

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