lunes, 8 de noviembre de 2010

¡Ojo con el moco de chumpe!

Advertencia este texto contiene frases y contenido que podrían afectar el pudor de ciertas personas. Recuerde el uso del computador debe ser supervisado por los adultos.

La riqueza del idioma español hablado en América Latina es hermosa y extensa. Para denominar el mismo objeto o ser, existe una infinidad de palabras. Tomemos como ejemplo un animal típico de nuestra región mesoamericana, el pavo.

Los aztecas llamaban al guajolote Uexolotl (guajolote, gran monstruo). Meleagris gallopavo. Ue: grande; xolo: monstruo; tl: animal. “Monstruoso animal grande”. Fray Bartolomé de las Casas, en sus muy famosas Crónicas de la Conquista, lo llama “gallo de papada” y dice que es un ave de muy buen comer y es la mejor de todas las carnes.

La deformación de la palabra azteca ha pasado de HUEXOLOT a guajolote, jolote. Más al sur (sur de Guatemala, Honduras Nicaragua y Costa Rica) se le llama chumpe, chompipe, chompe. Estas últimas variantes nos vienen de la lengua chortí, en donde este animal se denomina chumpi (turkey (chumpe) o arak chumpi (domestic turkey)
. en cuanto al moco del jolote en chortí se le llama chumpi'te.




El jolote tiene la cabeza roja, sin plumas y sobre su pico crece una prolongación carnosa que cuando hace la danza de apareamiento cae sobre su pico como un trompa de elefante en miniatura, el moco. El jolote vive durante mucho tiempo y cuando tiene algo más que un año le nace en le pecho un mechón de pelo, oiga bien pelos no plumas, este es lo que la gente llama la barba del jolote.

Estos dos elementos, la barba y el moco del jolote, entran en juego en las tradiciones que a continuación les describo. Las tracciones mesoamericanas ligadas al cultivo de la tierra ponen al jolote como un elemento importante de la fertilidad. Sin embargo en otras tradiciones el jolote también puede ser asociado a prácticas mágicas.

En el centro de México, por ejemplo se acostumbraba degollar a un guajolote frente al hogar cuando éste se inauguraba. La sangre era rociada por las cuatro esquinas, el techo y los lados de la puerta; se desplumaba al ave, se la cocinaba y se la consumía ofrendando una parte a los dioses.

En Honduras, los grupos Lenca del sur-occidente, en sus practicas religiosas de preparación de campos de cultivo, conocidas como ceremonias de compostura, se acostumbra también degollar un jolote y rociar las esquinas del altar con la sangre del animal que, como en México, será cocinado y consumido por los miembros de de la comunidad implicada en la ceremonia (ver Anne Chapman: Los hijos del copal y la candela. Universidad Nacional Autónoma de México, 1992).

El pavo no dejo de tomar importancia en otras culturas. Así, éste es el animal típico de la fiesta de acción de gracias en los Estados Unidos o el plato de predilección en las fiestas de navidad en América del Norte.

En las prácticas mágicas relacionadas con el jolote, una de las más conocidas es la del poder que tiene el moco de guajolote de volver los hombres impotentes. Así mismo, el poder que tiene su barba como antídoto a ese problema. Una cita interesante con respecto a la impotencia viene y su relación con el jolote nos viene de “El diccionario de medicina tradicional mexicana” que dice así:

En el México prehispánico, la impotencia era reconocida por sus dos manifestaciones, la retención del semen y la ausencia de erección, cuyas causas eran consideradas fisiológicas y mágicas. Las primeras correspondían a la retención del semen, bien fuera por un susto durante el acto sexual o porque en el transcurso de las fantasías nocturnas no se llegaba a la eyaculación. En cuanto a la falta de erección, respondía generalmente a causas mágicas; para provocarla (la falta de erección) daban de comer o beber el “moco de guajolote” para que “no pudiera armarse el miembro gentil”.

La citación no es extensa y es por eso que les voy a contar una historieta que pone en relación un amigo para el que trabaje como conductor cuando tenía unos 18 años y las consecuencias del poder mágico del chompipe.

Este señor era muy mujeriego y siempre tenía por allí una movida, un desliz, y de vez en cuando se encontraba en situaciones embarazosas debido a su debilidad ante la tentación. Don Nepomuceno, aprovechaba cualquier apagón para tocarle las nalgas a la trabajadora o cualquier domingo de fiesta para echarle el cuento a alguna muchacha.

En una de tantas, el don le dio albergue a una familia monoparental donde la María, la jefa de familia, era una mujer hermosa y evidentemente al gusto de don Nepo.

Don Nepo, que vivía en el pueblo y que iba a su plantación de vez en cuando, comenzó a hacer sus viajes más frecuentes y a quedarse a dormir mas seguido en su hacienda de la montaña. Yo lo iba a dejar en su camión y el me mandaba de vuelta al pueblo con la orden de venirlo a buscar la semana siguiente.

Tal parece que las relaciones entre don Nepo y la María eran de una pasión verdaderamente tórrida. Según dicen las malas lenguas y l amia que no se queda atrás, ellos lo hacían a toda hora y en todo lugar. Una vez lo hicieron en la cocina. Según dicen, se tumbaron en el suelo y en la caída aplastaron un pato que por casualidad pasaba por allí. De eso me acuerdo porque cuando fui a buscar a don Nepo me esperaba una sopa de pato muy buena.

Bueno, las pasiones de don Nepo duraban ya un cierto tiempo y él se sentía en la gloria, el súmmum del éxtasis por decirlo así. Con el paso del tiempo don Nepo decidió que era tiempo de salir a cazar. Las cosas con la María iban bien pero era tiempo de buscar nuevas aventuras. Así pues, se puso manos a la obra.

Pero don Nepo no contaba con la astucia de María.

Don Nepomuceno, un hombre simpático, sonriente, bromista y pelador de dientes, se volvió calmo, hablaba poco y su cara reflejaba una gran preocupación. Se puso a fumar de noche y no dormía… su situación era desesperada.

- ¿Y que le pasa don Nepo? Le prguntaba yo
- Nada mijo, me decía, las deudas, el precio del café, usted sabe cosas de agricultor.

Pero yo me decía que algo estaba pasando. Don Nepo sólo estaba bien cuando estaba en la montaña a lado de la María.

Un buen día don Nepo me dice:

- Prepárese mijo vamos a ir a dar una vuelta donde un amigo mío que vive del otro lado del cerro La Pelona.

- Y que va ir a hacer a ese verguero don Nep, allí no hay ni moscas.

- Mire mijo, allí no hay ni moscas, pero vive allí un hombre que se las sabe todas, las de él y las ajenas.

- Déle pues, ¿Cuándo nos vamos?

- Mañana en la mañana, pero no le diga a nadie donde vamos.

Así fue… En la mañana salimos del pueblo hacia el cerro La Pelona.

Allí pues, llegamos a una casucha humilde pero limpia donde vivía un viejito sólo y sin otra compañía que sus gallinas caparazones de cuzuco y un perro flaco.

- ¡Buenas amigo! saludó don Nepo.

- ¡Buenas don Nepomuceno! ¿Qué lo trae por aquí?

- Mira muchacho, me dice, anda échate un fresco allá donde la Paula y me venís a buscar dentro de una hora.

Dentro de una hora regresé don Nepo estaba radiante de felicidad.

- Putala don Nepo ¿Qué putas le pasa? parece que vio a su ángel de la guarda.

- Mire mijo lo que le voy a contar es un acosa de hombre. No se la cuente a nadie pero es que me habían dado agua de culo (la expresión agua de culo viene de otra tradición relacionada con la impotencia y la sumisión del hombre hacia una mujer).

En realidad, don Nepo no me dio detalles pero yo quede con la intriga y tuve que esperar algunos meses para conocer el resto.

De regreso de La Pelona pasamos por donde otro amigo de don Nepo, Nayo Mendoza.

- ¡Buenas Nayo!

- ¡Jueputa, jodido! Si es Nepomuceno Castro ¡la mera verga!

- Si hombre, aquí visitándolo.

- Y en que puedo servirle don Nepo.

- Mire amigo, tengo aquí un problemita, pero usted tiene la solución en sus manos y sin ninguna dificultad usted puede ayudarme.

- Diga nomás don Nepo.

¿Su señora cría jolotes verdad?

- ¡Si!

- Quiero que me venda un jolote macho que tenga barba y que tenga un poco más de año y medio.

- ¡No joda! ¿y ese es su gran problema?

- ¡Perece que no he acabado! Mire yo no me llevo al jolote. El jolote se queda aquí en su casa. Lo tiene que poner aparte y no deje que machuque a las jolotas y que se mezcla con los otros. El mes próximo cuando la luna esté tierna, mátelo en la noche, córtele la barba y entiérrelo no se lo coma. Yo voy a pasar a recoger la barba que usted va poner en un pedazo de manta limpia.

- ¡Pucta non Nepo! ¿y es que ya se hizo brujo?

- No Nayo, es un problema de hombre. Si me hace ese favor se voy a pagar bien.

En aquel tiempo un Jolote costaba 50 pesos y don Nepo le ofreció a Nayo 150 pesos.

- Bueno pues, le dice Nayo, pase el mes que viene, ay le voy a tener la papada.

- Ta bueno pues, le dice don Nepo.

Yo entre tanto, seguí con la intriga.

Un día estoy con un fregado que se las daba de brujo y que se sabía unas cuantas oraciones. Del timbo al tambo y entre fresco y fresco, le pregunto al fregado.

- Oime, vos que te las das de brujo, que es esa papada que las mujeres les dan agua de culo a los hombres.

- Son puras mierdas, me dice ¿Porque me preguntas eso?

- No, es que un don que yo conozco, le digo, me dijo que a el le habían dado agua de culo y fuimos a ver un don a La Pelona. Después fue a comprar una barba de jolote donde otro gallo y bueno pues…

El Fregado comienza a reírse y no lo podía parar.

- No jodás, me dice, a ese don no le dieron agua de culo. Le dieron moco de chumpe.

- Que es babosada pues le digo yo.

- Mira me dice, cuando una mujer quiere amarrar a un hombre, o sea, que quiere que él en la cama sólo funcione con ella. Ella mata un jolote en luna llena, la corta el moco lo cose con una serie de cosas que yo no conozco y le da la sopita al marchante como si nada.

El cliente la encuentra buena, se la toma y después la purrunga le queda como moco de chumpe y sólo se le para con la mujer que le dio el juguito, pero no le funciona con ninguna otra. Pero eso sólo las hechiceras lo pueden hacer. ¡Puta madre! a ese don le salió la venada careta.

- Y la barba del jolote para que sirve pues?

- Ese es el antídoto, el contra, pero no es cualquiera el que lo conoce.
Mi abuelo Román decía que esa papada había que tostarla molerla y bebérsela. Pero mezclada con otros perendengues que yo no conozco.

Así pues, cuando el mes siguiente cuando la luna estuvo tierna, don Nayo cumplió con su palabra. Non Nepo fue a buscar la barba del jolote y se la llevo a su casa.

En una de esas me dice:

- Mijo, mañana nos vamos para Danlí tengo que ir a ver a un hombre que conoce de remedios y va a curarme de la papada que le conté.

Pues al día siguiente nos fuimos donde un don que practicaba las artes ocultas y que curaba maleficios. Allí llegamos, don Nepo entro el la casa del señor y se quedo allí algo así como dos horas. Al rato regresó y me dice:

- Ahora si mijo ya la cosa está buena.

Don Nepo recupero su talante original. Las risas volvieron y su labor de faldero continuó.

Bueno, esta historia es verdadera y se las cuento para que vean como una tradición milenaria se ha transmitido hasta ahora. Así como es bueno comerlo en nacatamales, el pavo está rodeado de toda un aura de poder que no refleja su fealdad y su estupidez.

Así pues, si siente que de repente no prende ni de cuesta abajo, si siente como si le tiemblan las tabas y que ya no le funciona el animalito, si se siente desanimado lento y sin ganas de hacer lodito. No compre Viagra consígase una barba de jolote y valla busque al señor esotérico de Danlí. Al mismo tiempo si su mujer mata un jolote, fíjese bien onde pone el moco, no valla ser que lo amarre. Porque como decía mi papa “la belleza se hizo para admirarla y para tocarla cuando es posible”

Saludos

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