miércoles, 16 de septiembre de 2009

Por no conocer la letras algunos me han criticado (José de Molina)

Hay algunos que no conocen ni la O por lo cuadrado. Pero parece ser que en la familia de mi mama las cosas eran diferentes. En estas líneas la Manina nos cuenta un poco de su grado de educación y el de sus hermanas y hermano. Así pues, ella relata como aprendió a leer y a escribir silabeado y como se convirtió en institutriz a temprana edad.

DI.- ¿Y usted fue a la escuela?

VM.- Yo estuve en la escuela con una profesora que se llamaba Nicolasa Briceño. Después ella fue mi madrina, porque ella fue madrina de confirma mía. Ella no era una profesora titulada sino una profesora que talvez había pasado la primaria, mejor dicho. Así pues, esa era la profesora que teníamos nosotros. La asistencia de alumnos que ella tenía eran mas de cien…
DI.- ¿Cien…?

VM.- ¡Si! Y ella solita… Y entonces las que aprendíamos primero, por ejemplo, a leer y a escribir… venia ella y nos ponía a nosotros a que les enseñáramos en una pizarra a los que no sabían. Entonces a mí me tocaban diez. A no me acuerdo a quien era la otra, con quien aprendimos primero a leer y a escribir, le tocaban otros diez. Entonces nosotros después eramos las profesoras de de todos aquellos… No si yo solo aprendí a leer y a escribir y a conocer los números. (Según lo que cuentan los viejos los niños aprendían a leer silabeado por ejemplo, el profesor les decía: J O; jo, D E R; der = Piedra de Moler, TA, TA, SI, MI, SI, MI, SI, A, CA = Siríaco Ordóñez).

DI.- ¿Y Cuantos grados hizo usted?

VM.- Allí no le daban a uno certificados. Ya cuando uno aprendía a leer, a escribir, a sumar, restar y multiplicar, ya le decía a uno que había pasado la primaria, decían. Decían que ya tenia uno el sexto grado, que ya había pasado las cuatro reglas le decían a uno.

DI.- ¿pero usted no hizo 6 años de escuela?

VM.- ¡No!

DI.- ¿Cuántos años hizo usted?

VM.- Tres años, pero en los tres años yo no pasaba a más, sólo aprender a leer, a escribir, a sumar, restar y multiplicar eso era lo que nos enseñaban… y hasta eso que yo multiplicar no sabia, sabia más restar que multiplicar porque la tablas nunca me las aprendí. (Póngale cuidao, Cuando nosotros estábamos en la escuela doña Virginia nos arrodillaba una esquina a rescatar las tablas, y no nos levantábamos de allí hasta saberlas de memoria, si no me creen, pregúntenle a la negra que a pesar de los castigos nunca se las aprendió, yo tampoco me las aprendí)

DI.- Dígame, Y don Prudencio (Mi papa), don Joche…

VM.- Ese Nunca estuvo en la escuela hasta ya grande, tuvo un profesor que se llamaba Rómulo Sáenz que era el marido de una profesora titulada que vino de Chinandega y el les daba clases a todos los varones allí en San Pedro, en la noche. Hasta entonces estuvo el en la escuela.
Yo no se nada vos, yo solo aprendí…

DI.- ¿pero usted escribe bien?

VM.- Yo aprendí a escribir porque esa señora, esa madrina mía tenia una letra pero bonita. Los cuadernos que nos hacían eran de papel de oficio y los reglábamos para hacer la letra del ancho del espacio. Para que la letra fuera pareja, que no juera pues… así nos enseñaban a nosotros y escribir, en una pizarra también nos enseñaban.

DI.- ¿y de sus hermanas…?

VM.- La Benita fue la pasó el sexto grado con una profesora titulada que vino de Chinandega.

DI.- ¿Pero mi tía fue profesora de San Pedro?

DI.- Fue profesora y fue directora de la escuela…

DI.- ¿Sólo con el sexto grado?

VM.- Sólo con el sexto grado y tenia más de treinta alumnos y talvez de treinta alumnos talvez se le quedaba sólo uno sin pasar el grado.

DI.- ¿Pero las otras hermanas suyas saben leer y escribir?

VM.- Todas

DI.- ¿Y mi tío Mariano también?

VM.- Mariano tuvo buenos profesores, uno se llamaba Antenor Rojas, era bachiller el hombre y mi mamá le pagó para que le enseñara a Mariano a leer y a escribir.

DI.- ¿Y el hermano de mi abuelo que vivía en Tegucigalpa…?

VM.- Ese le pidió a mi papa que… Mira Juan, le dijo, yo
quiero pagarte lo que hiciste vos conmigo, le dice, que yo mi mamá me platicaba, que vos los primeros uniformes y todos mis libros y cuadernos, y todo, me los diste vos cuando empecé a estudiar, le dice, y entonces yo quiero pagarte a vos con el hijo varón que tenés, le dijo el, quiero darle la educación. Él mando tres hombres expresamente a convencer a mi papá. Primero fue don Evangelisto Arce que estaba en Tegucigalpa y lo mando mi tío a traer a Mariano. Después mandó a Polito Aguirre que vivía también en Tegucigalpa pero era sampedrano. Lo mandó para que fuera a traer a Mariano. Después mandó a Juan Capiz Mondragón, un diputado que era familia de mi mamá y que era de allí del Corpus, lo mandó a traer a Mariano. Y mi mamá no se lo quiso dar. Cuando se lo mandó mi mamá, lo mando con Benigno vos, con benigno Rodríguez, Guayabon viejo que nunca dio con la casa de mi tío Ricardo…

DI.- ¿pero ese tío Ricardo era conocido en Tegucigalpa?

VM.- Si era conocido.

DI.- ¿Y cual era su profesión?

VM.- Era abogado notario público y tenedor de libros y tenía una gran biblioteca. Era el papa de José Pineda Gómez, de Maria de la luz, de Ricardo que se murió y que tal parece diseño en los años 40 la principal calle de México. Allá murió él, en México.

DI.- ¿Y este José Pineda Gómez tuvo hijos?

VM.- Si tiene, pero a saber como se llaman. El que sabe como se llaman porque allí vivió fue Sergio, el hijo de la Concha. Bandido malilla que vieras como lo querían allí, sólo porque era hijo de una hija de mi papá, de una hija del tío de él, lo apreciaron. Lo tenia de recepcionista, recibiendo la gente que venia al consultorio de él, solo eso era el oficio de que tenia allí y el bandidísimo, bruto, no se portó bien.

Después de esta historieta mi mamá dice que no tiene nada que contarme, que ya me las contó toditas, pero no es cierto porque en la aproximas páginas verán otra faceta de la vida de doña virginia, una mujer güevona, una mujer de pelo en pecho como no la parido otra madre… bueno un poco anticomunista, pero en posición a loa chafas.

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