lunes, 16 de marzo de 2009

Desde Yuscarán a San Pedro del Norte de Potrero Grande… El que manda, manda y si se equivoca... vuelve a mandar

Como lo hice con mi papa, ahora les regalo otra Odisea antes de comenzar a contarles la mía. Se trata de la historia de mi mama. Esta historia es un poco diferente de la de mi querido don Joche pero igual contiene matices decimonónicos y olores a pinol y a café caliente. De la misma manera y en la misma época que hice la entre vista de mi papa, hice la de mi mama. La única diferencia es que aquí, la Sarela estaba acostada y la Flora y la Hilda no tenían ningún pijeo en la cocina.

Como en la entrevista de mi papa, cuando yo hablo verán las iniciales DI y cuando es la señora Martínez se verá una V y una M. En el caso de esta entrevista habrán algunos paréntesis en los que yo hago aclaraciones, algunas veces mi viejita pierde el hilo de la cosa y yo me encargo de enhebrar la aguja y de continuar la costura.

Para terminar esta breve introducción, quiero dejar impreso que esta serie de escritos la dedico a todos los boludos y boludas, primos y primas, tíos y tías, trompudos y trompudas descendientes de la cepa Martínez Escalante.

Bueno pues… ay les va, ay les va el romance del amor…

DI.- Perdone con lástima, como dice usted, pero lo que yo quiero saber es ¿cómo se llamaba su papá, de dónde venía…? Entonces… ¿su papá se llamaba…?

VM.- Juan Gregorio Martínez (no confundir con Juan el hijo de Luis Coloradilla) y mi abuelo, Mariano Martínez. Pero mi papá se firmaba Martínez porque mi abuelo lo crió, pero él, directamente era Medina porque mi abuela, que se llamaba Petronila Medina, pero como a mi papá lo criara mi abuelo, Mariano Martínez, entonces se firmaba Martínez, mi papá.

DI.- Entonces ¿Mi abuelo dónde Nació?

VM.- Nació en Danlí, y estando de dos años mi papá, se lo robó mi abuelo, del río de Yuscarán.

DI.- ¿Y qué hacía en Yuscarán?

VM.- Estaba lavando mi abuela en el río de Yuscarán, la ropa de los que trabajaban en los minerales de Yuscarán, y de allí se lo robó y se lo llevó para San Antonio de Oriente. Tenía mi abuelo cinco hermanos y les dijo: ¿Quién de ustedes me va a criar este niño?
¡Yo! Le dijo una de las hermanas que se llamaba Jesús Martínez.

DI.- ¿Y usted conoce el nombre de las otras hermanas de su abuelo?

VM.- ¡No! Sólo de ella, porque ella lo fue a dar casado a mi papá. Entonces mi abuelo se fue para… no se para cuales minerales de Nicaragua… un mineral Santa Rosita que había en Nicaragua, Porque a él le gustaba trabajar en los minerales.

DI.- Y había otro que se llamaba los colorados…

VM.-…Y otro que se llamaba los colorados que era por San Juan de Limay.… tenía veinte años cuando mi papá cuando él dijo que iba venir a conocer a su madre, porque no era posible que se muriera su mama y que él no la conociera. Y se vino a Danlí. Y llegó a la casa de ella y ella lo recibió, le dijo que se sentará y se sentó a platicar con él y le cayó tan bien porque sintió ella, por cuentas, que él era su hijo y le dio de comer, le sirvió comida y le dijo cuando él iba a comer, mi papá: Yo quiero señora, le dijo mi papá, que me acompañe a comer, que comamos juntos, le dijo.

Entonces le dijo mi abuela: ¡No! Le dijo ella, me voy a sentar a acompañarlo, pero almorzar con usted no porque mi marido es delicado y !no!… y si me encuentra comiendo con usted va haber… (yo creo que mi abuela Petronila iba a decir aquí va a haber zangoloteo, pero ella era educada­)

DI.- ¿Y quién era el marido de doña Petronila?

VM.- Se llamaba Joaquín Argueta.­.. Entonces, no comió con él, sólo se sentó a acompañarlo. Allá después que ya almorzó, mi papá le dice: mire señora ¿cuánto le debo, le dice, por el almuerzo?
¡No! Le dijo ella, no me debe nada, le dijo mi abuela.

Pues en gratificación, le dijo mi papá, por este almuerzo que usté me ha dado yo le voy a hacer un regalito, le dice, y le llevaba un poco de cosas mi papá… le traía cosas de las que usaba la gente de antes.

Entonces ¡No! Le dice ella ¿Cómo se pone a creer que me va a regalar tanta cosa, le dice, sólo por ese almuerzo que le he dado? le dice, ¡no! le dice, no se preocupe por eso.

Di.- ¿y por qué no le decía que era el hijo pues?

VM.- ¡Perate! Y así que ella no le asectaba nada porque decía que su marido se iba a enojar si ella agarraba algo de lo que el le daba… ¿Y con quién cree usted que está hablando? Le dijo mi papá.

¡Pues no se! le dijo ella entonces.

Pues esta hablando con su hijo, le dice mi papá.

Pero que ingrato que sos, le dice, como me estabas engañando… y se fue sobre de el a abrazarlo y se pusieron a llorar los dos.
Entonces le dijo él: mire mamá yo no vengo a servirle de llanto yo vengo a servirle de alegría, que nos regocijemos de alegres pero no que lloremos, le dice.

Y se quedo, mirá, allí en Danlí viviendo con ella. Se estuvo un año; en el año, se muere ella, fijate vos, mi abuela… ya Díos lo trajo para que la enterrara, y la enterró. Después que se fue, que ya enterró a mi abuela, y se fue… Llega allá (a Nicaragua) y se había muerto mi abuelo también, allá en ese lugar… en San Pedro (del Norte de Potrero Grande)… porque cuando él (mi bisabuelo) estaba grave en ese lugar que se llama La Palmita, donde él tenía una propiedad, se sintió él enfermo y se vino para donde una señora que se llamaba Felipa Neri . Esa señora decían que era curandera y ella le hacía medicinas… pero se murió y allí en San Pedro lo enterraron.

DI.- ¿Entonces su abuelo está enterrado en San Pedro?

VM.- ¡Si! Está enterrado en San Pedro y, no tan sólo, dicen que sobre la sepultura de él, como antas nadie se preocupaba por limpiar los cementerios, ni nada, nació un palito de guanacaste y aquel palencón de guanacaste que estaba antes en el cementerio de San pedro, dicen que debajo de ese palo mi papá lloraba, por eso mirá, porque debajo de ese palo decían que estaba enterrado mi abuelo.

Bueno, ya quedó mi papá trabajando siempre en los minerales… Se puso a trabajar en la minas de Potosí, en ese cerro que queda al frente de San Pedro, en ese cerro allí era un mineral allí trabajaba mi papá. De allí venía aquí a la Segovia, a un lugar que le llaman Murra, allí se llevaba por todos esos pueblos de la Segovia. Allí conoció él una señora que se llamaba Casilda (como la mona de Cayito Centeno) y esa señora se la llevo él para ese mineral de Potosí. Allí tenia casa él, y allí vivía con él. Allí engordaban cerdos y vivía bonito mi papá. Tenía el su bestia de salir y vivían bien ellos allí trabajando.

Cuando mi abuela Jesús (madre adoptiva de mi abuelo) se dio cuenta que mi papá vivía en ese mineral, entonces se fue ella, mirá, en aquellos tiempos mirá vos, que de Tegucigalpa (es de aclarar que San Antonio de Oriente es otro pueblo minero a proximidades de Tegucigalpa) a allá sólo a caballo se caminaba, porque no había carreteras ni había nada. Y llegó a Potosí, a ese mineral, a estarse con mi papá. Y ya lo halló con esa señora que se llamaba Casilda. Y la señora (Casilda) era casada y por cuentas había dejado al marido para irse con mi papá para ese lugar.

Entonces le dice mi abuela: mirá Juan, le dice, yo vengo a cumplir una promesa, yo me confesé, le dice, antes de venirme para acá. Me pregunto el padre, le dice, que cuantos hijos tenía, yo le dije que tenía dos hijos, uno hijo de mis entrañas y otro adoptivo, le dice. Entonces me preguntó el que si estaban casados. Yo le dije que el hijo de mis entrañas yo lo había dado casado…

DI.- ¿Quíen era ese hijo?

VM.- Él se llamaba Joaquín también, fijate vos, pero del apellido no me acuerdo. Él trabajaba… Él era un gran hombre porque trabajaba de secretario en un Ministerio en Tegucigalpa y allí la mantenía él (a mi bisabuela Jesús). Nada más que, decía ella, que era bien celoso y allí la mantenía a ella sentada en un taburete todo el tiempo al lado de la puerta para estarla viendo él del lado donde trabajaba. Es que dicen que mi abuela Jesús era bonita (yo no me esplico por que nojotros jalimos tan fellos).

Bueno lo que te que te quiero platicar es que le dice: mirá Juan, yo vengo a cumplir esa promesa de darte casado (casi no eran metiches esos curas…bieran aprendido del Padre Barahona, que Dios lo tenga en su reyno … “A Dios rogando y con la pinga abonando”) yo no me voy a ir hasta que te cases, le dice. Repártase todo lo que tiene con la niña Casilda… (la niña Casilda que estaba allí nomás al ladito, muy gentilmente le dice a mi abuela Jesús “Gracias por el remiendo doña Chus”)… niña Casilda le decía ella a la señora de mi papá.

Tenía, decía mi papá, unos chanchos gordos… Dos son de la Casilda y dos son suyos, esta mula es de la Casilda y esta otra es suya, de esa cosecha véndala y le da la mitad a ella… y ya los repartió, y se va usted a dejarla donde la halló. Pues allí fue mi papá a obedecerle las órdenes a mi abuela Jesús. Se fue a Murra a dejar a la señora y se regresó y ya quedó viviendo ella (mi bisabuela) allí con él y con una trabajadora, porque ella era de estimación, ella no era una mujer cualquiera.

Bueno Juan, le dice mi abuela, ahora lo que quiero es que te cases.

Le hizo una casita en San pedro, mi papá, bien arregladita la casa, y le compró todo lo que necesitaba y le puso una trabajadora mi papá a ella y le volaba dinero, mi papá.
Cuando el llegaba le decía: Mirá, Juan, ya mande a repellar este pedacito de una vara en cuadro, puse al fulano de tal a que me hiciera este trabajo por ahorita y ya mañana me va a hacer otro pedacito y hasta que la repelle toda la casa…

¿Y cuanto le cobraron mama Jesús? le decía él.

Pues diez pesos…

¡Iiiii! Mama Jesús déjeme a mi que yo voy a mandar a hacer ese trabajo que usted no sabe de esos trabajos.

¡Ay! Juan no te gustado que te gaste ese dinero, pero yo voy a seguir arreglando la casa. Y en eaquella cosa… Yo quiero que te casés… La trabajadora que tenia allí… Aquí rengo esta trabajadora, ya te le enseñé a cocinar, puede rezar el rosario, sabe lavar, sabe planchar y ya todas mis buenas costumbres… le he enseñado las buenas costumbres para que te cases con ella.

Mama Jesús, espérese un poquito, si yo voy a buscar mi esposa.

Unas indias viejas, decía mi papá, que mantenía de trabajadoras y querría que se casaran conmigo.

Mi mamá estaba cipota, y a mi papá le gustaba hacer pastorelas (aquí nunca quedo claro si se trataba en realidad de pastorelas – el equivalente de las posadas en México – o si en realidad mi abuelo escribía o montaba piezas de teatro), comedias… y a mi mamá la ponía él… cuando ensayaba las comedias, mi mamá era una de las que salía en las comedias que él hacia.

El era ya un señor maduro y ella cipota mi mamá, jovencita pues… se enamora de ella mi papá… se enamoraron, pues los dos, y se casan. Mi mamá de, de… ya te voy a decir… Mi mamá tenia treinta y cinco años cuando se casaron y mi papá tenia no se si serian sesenta o cincuenta cuando se casaron… mi papá era bien mayor de ella. Cuando se casaron, se casaron civil primero.
Mientras, mi abuela la mamá de mi mamá se había muerto, mi abuela Benita… si pues lo que te quiero decir, es que mi mamá se quedo viviendo con mi abuelo, porque estaba viudo mi abuelo.

DI.- pero mi abuela cuando se casó con mi abuelo no estaba tas cipota, porque treita y cinco años…

VM.- Treinta y cinco años, la edad de la que me casé yo… y él estaba viejito, ya estaba bastante sazón mi papá cuando se casó con ella, estaba bien de edad… (pero no había que empujarlo para que prendiera). Y la deja todavía un año con mi abuelo… porque como estaba solito mi abuelo… para que le ayudara a criar los otros hijos de mi abuelo: Mi tío Cruz, mi tía Pancha y todos. Al año de casada civil mi mamá se casó eclesiástico. Ya cuando se casó eclesiástico ya mi papá se la trajo a la casa de él. Y entonces le dice mi abuela en cuanto se casó mi papá que se queria venir ella (Mamita Jesús), pero no la dejó venir mi papá. En un viaje que hizo mi papá a Tegucigalpa donde un hermano que tenía él allá, se le viene a mi mamá la viejita, mirá vos.

Busca un señor que se llamaba Eusebio Maldonado pa’ que la viniera a dejar a San Marcos y de allí de San Marcos… cuando mi papá llegó de Tegucigalpa halla a mi mamá llorando porque se había ido mi abuela.
Yo no espero a Juanque si espero a Juan entonces no me voy porque no me va a dejar ir y yo me voy… y me voy… Y se viene la viejita.

DI.- ¿Y cuantos años vivió allí en San Pedro?

VM.- ¿Ella?

DI.- ¡Si!

VM.- Fijate que llegó cuando mi papá estaba solo, o sea cuando él estaba con aquella señora (Casilda), entonces mi mamá estaba cipota, Jovencita… Que él sacaba pastorelas y todo, y ella se vino hasta que mi papá se casó eclesiástico, porque le dijo que ella no admitía que se quedara casado así nomás por lo civil; y hasta que mi mamá se casó eclesiástico con mi papá se vino ella, cuando mi papá andaba en Tegucigalpa donde el hermano que él tenia allá y cuando regresó ya no estaba allí. Y se viene mi papá a San Marcos a buscarla… Ya no la halló… se había venido para Tegucigalpa y no la volvió a ver mi papá.

DI.- Pero usted no me ha contado una cosa…

VM.- ¡Aja!

DI.- Mi abuelo tenía una hija…

VM.- La Cástula…

DI.- ¿Hija de quién?

VM.- De una señora que se llamaba Pío Carrasco.

DI.- ¿Pía o Pío?

VM.- Pío Carrasco, esa era la mamá de la Cástula, pero mi papá la tuvo antes de casarse con mi mamá. Cuando mi papá se casó con mi mamá, la Cástula estaría como de dos añitos y mi mamá le decía a mi papá que se la quitara a la mamá para criarla ella y la señora nunca se la quiso dar a mi papá, esa Pío nunca se la quiso dar a él. Pero mi papá la reconocía él y le daba, de todo le daba mi papa.

DI.- ¿Y mi abuelo tuvo hermanos?

VM.- ¿Hermanos? ¡Si!… Ese hermano que dejó… ¡No! No tuvo hermanos él…

DI.- O sea que… ¿Su abuelo tuvo hijos?

VM.- Mi abuelo tuvo a Ricardo Pineda. Con una señora en Tegucigalpa que se llamaba Eugenia Gómez…

DI.- ¿Y por qué era Pineda Ricardo?

DI.- A lo que te truje Chencha­... Bueno Aquí se armó el berrinche porque mi mamá se me echibolo toda y confunde dos descendencias que al final logramos aclarar de la manera que sigue:

Primero, mi bisabuelo, Mariano Martínez nunca se casó, y segundo, él tuvo dos hijos Naturales; Juan Gregorio Martínez (hijo de Petronila Medina) y Ricardo Pineda (hijo de una señora, posiblemente doña Eugenia Pineda).

Ricardo tuvo un hijo, José Pineda Gómez (Abogado, notario y por varias veces presidente de la Corte Suprema de Justicia de Honduras en los gobiernos liberales).

En resumen Mi abuelo tuvo dos Hermanos: Un hermano adoptivo (Joaquín el hijo de mamita Jesús) y hermano de sangre (Ricardo Pineda).

VM.- Había un hermano de mi abuelo que se llamaba Expectación ese le vendió la herencia a mi papá. Cuando mi papá llegó de aquí de enterrar a mi abuela (Petronila), ya no halló nada de lo que él había dejado mi abuelo. Expectación le había vendido la propiedad los bueyes todo lo que su papá tenía. Y mi papá nunca, nunca más supo de él, pero se fue para León ese hombre y mi papá nunca supo de él.

DI.- ¿Quién de la familia de nosotros es que tiene ascendencia italiana pues?

VM.- Por mi abuela

DI.- ¿La abuela… quién?

VM.- Benita.

DI.- Bueno esa es otra historia que ya me va a contar. Ahora tengo otra pregunta que hacerle. ¿Sabe usted como se llamaba o quién era el abuelo de su abuelo?

VM.- ¡No! No se. Él solo decía (don Juan Gregorio) que su abuelo era de raza Zambo. Era negro, decía, trompudo pelo charruscado.

DI.- ¿De la parte de quién?

VM.- De la parte de mi papá

DI.- ¡No, no! De la parte de la mamá o del papá.

VM.- Del papá de mi papá… que era zambo, decía, pelo charruscado, trompudo, decía, negro, descendiente de la Mosquitia, como que decía.

DI.- ¿Pero venía de Yuscarán, de Danlí o de donde?

VM.- Eso si yo nunca supe de donde era él. Yo lo que se es que mi papá nació en Danlí y se criaron en San Antonio de Oriente. Pero mi abuela Jesús no era fea, bien bonita decía mi mamá que era…

Bueno aquí vamos a cortar la hebra. Ya nos dimos cuenta porque los Martínez Esacalante somos trompudos y medios fellos. Ya sabemos de donde viene este don Juan Gregorio Martínez. Mi mama no lo dice pero lo deja entender y en otras conversaciones me lo había platicado, este mi abuelo era comerciante, Güirise (Buscador de filones de oro y plata), medio escritor poeta (de todas manera en allí por donde nosotros el que no es pueta, es hijo de pueta) y dramaturgo­... y según vello, dijo el ciego, letrado y sobre todo paciente. Había que ser paciente para aguantarle los caprichitos a la abuela Jesús. Algunos de nosotros deberíamos de aprender de él.

En la próxima­...
¿Tiene ración de Escalante? ¡Si! pues que pase la vara adelante­­­...

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